Es bien sabido que los antiguos mayas acostumbraban decorar sus dientes con injertos de jade y otras piedras preciosas, esto como parte de su sistema de creencias religiosas y como un paso de la niñez a la vida adulta.
Recientes estudios han concluido que el adhesivo utilizado, además de mantener unidos los injertos al diente, podría tener propiedades terapéuticas, incluso para evitar el deterioro de las piezas dentales.
El adhesivo usado por los mayas ha demostrado ser “remarcablemente duradero”, ya que se han hallado dentaduras que conservan aún hoy los injertos y tienen pocas muestras de desgaste o signos de caries, lo que podría deberse al uso de plantas y resinas con fines medicinales.
Análisis previos de los materiales usados hallaron restos de productos inorgánicos similares al cemento, además de hidroxapatita, mineral que hoy día es usado para recubrir prótesis o implantes dentales.
Fue gracias a los estudios realizados por Gloria Hernández Bolio y su equipo del Instituto Politécnico Nacional que se logró identificar al menos 150 moléculas orgánicas halladas en resinas de plantas; en las ocho muestras estudiadas se identificaron cerca de cuatro composiciones diferentes, lo que indica que en cada región quienes realizaban las incrustaciones tenían su propia receta.
En palabras de Hernández Bolio: “cada ingrediente tenía una tarea específica”.
Entre los compuestos hallados hay restos de goma, ingredientes sacados de pinos, además de salvia, que es conocida por ser antibacterial y aromatizante; en otras de las muestras, pudieron encontrarse restos de menta.
Los resultados por ahora indicarían que los médicos mayas “sabían hacer muy bien su trabajo”, ya que al parecer incluso prevenían posibles infecciones derivadas de las modificaciones dentales; sin embargo, aún falta realizar más estudios sobre las posibles propiedades terapéuticas y antisépticas de estas mezclas ancestrales.
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