¿Recuerdas todas esas películas de ciencia ficción y acción donde el núcleo de la Tierra se detiene? Y cómo de esto se genera una serie de catástrofes y desastres naturales, que solo logran sobrevivir un puñado de ‘elegidos’.
Pues bien. Estudios recientes indican que el centro de nuestro planeta se habría detenido, disminuyendo de a poco su velocidad e incluso girar en sentido opuesto.
Dos investigadores del Instituto de Geofísica Teórica y Aplicada de la Universidad de Pekín, China, Yi Yang y Xiaodong Song, publicaron un estudio sobre el comportamiento de la Tierra, y que ha causado un gran impacto entre sus colegas.
Tomando como base las ondas sísmicas emanadas de sitios tan alejados como Alaska y las Islas Sandwich del Sur (Antártida) en la última década y yendo hasta antes de 1964, se puede deducir que la velocidad de rotación del núcleo terrestre se ha ralentizado.
Esta reducción de velocidad ocurrió alrededor de los años 70, lo que podría derivar en un patrón geológico de rotación de aproximadamente 70 años.
Cabe recordar que el núcleo de la Tierra estaría formado casi totalmente de hierro, encapsulado en una cubierta de metal líquido y otros materiales.
Mientras el hierro del núcleo exterior se cristaliza sobre el interior, este cambia la densidad del líquido externo, lo que causa el movimiento que genera el campo magnético del planeta.
Esta observación, apuntan en el estudio, “proporcionan una evidencia de que existen interacciones dinámicas entre las distintas capas de la Tierra, desde el interior más profundo hasta la superficie”.
“Posiblemente debido al acoplamiento gravitatorio y al intercambio de momento angular desde el núcleo y el manto hasta la superficie".
Aún se está estudiando si estos cambios podrían vincularse a fenómenos geofísicos más amplios, como aumento o disminución de la duración de los días en la Tierra.
Para esto, habrá que esperar a que ocurran más terremotos, y así seguir ‘monitoreando el corazón de nuestro planeta’.
Por ahora podemos estar tranquilos, ya que como dictan también otros estudios los cambios en la rotación del núcleo de la Tierra serían más ‘comunes’ de lo que imaginamos, y sus secuelas no serían tan extremas como pintan las grandes producciones cinematográficas.
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