Una familia de afganos llegó al Aeropuerto de Carrasco, el 28 de diciembre, huyendo del régimen talibán y buscando refugio en Uruguay. Ahora buscan como volver a armar su vida, al instalarse en Uruguay, así como estudiar y buscar trabajo.
Tuvieron la necesidad de huir porque los talibanes los perseguían, ya que ambos trabajaban en el gobierno y en Naciones Unidas, en proyectos vinculados a violencia basada en género. Ella, era directora de Género en el Ministerio de Salud hasta el regreso de los talibanes al poder. Cabe destacar que todos estos proyectos internacionales fueron desarticulados por el régimen.
La fecha clave fue el 15 de agosto de 2021. Alrededor de las tres de la tarde comenzaron a escuchar que los talibanes habían llegado y las personas comenzaban a escapar como pudieron. Ellos se refugiaron, primero, en la casa de unos amigos, en otra provincia, pero los detectaron allí y debieron irse a fines de ese año para no ser capturados.
A dos compañeras de Aliaqa, el padre de familia, quienes trabajaban en un hospital, las mataron los talibanes. Otros más fueron encarcelados, debido a eso no había muchas opciones para esta familia: tenían que salir de ahí.
Una vez que lograron salir de la frontera de su país y estando en Pakistán, Aliaqa, le escribió a todos los contactos que tenía en redes sociales para buscar ayuda. Le respondió un profesor español al que había conocido en unos años de estudio en ese país. Intentaron emigrar a España, pero no tuvieron éxito. Pero el docente los puso en contacto con el periodista uruguayo Darío Klein.
A través de ese contacto, pudieron comunicarse con la entonces vicecanciller, Carolina Ache, y con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), que les facilitaron la llegada a Uruguay.
La organización para los refugiados de las Naciones Unidas (Acnur) mantiene económicamente a la familia mientras buscan trabajo y tratan de establecerse en el país.
Él habla español, y la mujer comenzará a estudiar en marzo, en un curso de la Universidad de la República y el niño, Sina, irá al jardín.
Cuando supieron que podrían viajar a Uruguay, sintieron “mucho miedo”. Esto se debe a que amigos suyos que lograron visas para Brasil, fueron muy cuestionados por la Policía cuando ingresaron a ese país.
Pero una vez en Uruguay, una persona los acompañó hasta la última puerta del aeropuerto. El padre de familia externó:
Nos sentimos libres
Ya que no había nadie en la espalda. Cuando vieron, todo era diferente. Vivían pacíficamente y nadie les preguntaba de dónde eran. En Pakistán cada día les hacían esa pregunta.
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