Años de recorrer predios con indicios poco visibles hicieron que se perfeccionara una peculiar técnica de búsqueda de fosas en campo abierto.
“Con la experiencia hemos determinado en qué punto del predio puede haber”, mencionó Rosalía Castro, integrante del Colectivo “Solecito de Veracruz”.
Al localizar el punto, se insertan varillas de entre metro y medio y dos metros de largo dentro de la tierra. En ocasiones, la tierra o arena en la que se inserta suele ser más blanda que otras en las que no hay, y ese es ya la primera señal de un posible “positivo”, como se les conoce a las fosas.
En ocasiones, esta herramienta se va sola, en otras, es necesaria la ayuda de un marro para perforar de manera más profunda y así poder tocar, sentir y al sacarla: oler.
“Se huele la punta, allí nos dará un olor característico que no sabría cómo describir”, relató la buscadora.
La experiencia les ha permitido identificar si el olor pertenece a un cuerpo reciente o si se trata de un cuerpo de mucho tiempo o “esqueletizado”.
Ese punto perforado en predios de campo abierto emana un olor característico, el cual les permitirá realizar las diligencias correspondientes junto con las autoridades.
“Cuando vamos a búsqueda no podemos utilizar perfumes, ni cremas, tampoco desodorantes de olor, incluso bloqueadores; porque nos podemos confundir”, explicó Rosalía Castro.
Añadió que en esta técnica, muchas veces los sonidos también son importantes. En ocasiones, el sonido de bolsas o “chasquidos” al golpear algún hueso determinan la existencia de un positivo reciente o antiguo.
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