El fraccionamiento porteño El Floresta ha sido señalado por muchos años como uno de los más riesgosos para vivir. Dicho incluso por los propios habitantes, quienes han permanecido en esta zona a pesar de los efectos de las lluvias y los daños colaterales que ocasiona en los alrededores.
Uno de los temores que aún queda por asimilar, se debe gran parte por lo ocurrido hace 12 años, cuando el fraccionamiento quedó bajo el agua en cada uno de sus puntos cardinales el día 18 de septiembre del 2010, debido al paso del huracán Karl por territorio veracruzano.
Así como se perdieron electrodomésticos, muebles y demás artículos de valor, la gente que aún habita en este lugar se fue quedando sin vecinos, establecimientos, sitios de interés y esparcimiento que no dudaron en cerrar por las pérdidas que dejó dicho fenómeno.
A pesar de tantos años viviendo en la misma situación de paranoia y tensión, hay dos aspectos que los vecinos mencionan con incredulidad. En primer lugar, hay gente que aún habita en el fraccionamiento, la cual sigue negándose a desalojar su domicilio.
Por otra parte, existen inmuebles que mantienen la inquietud en las inmediaciones, debido al mal estado que presentan muchas de ellas. La gran mayoría se encuentran en el área que rodea la calle Paseo de Los Robles, una de las arterias relativamente concurridas del fraccionamiento.
Vecinos del fraccionamiento mencionan el trabajo que las administraciones municipales han ejecutado, recorriendo las arterias que denuncian, arreglando detalles como las alcantarillas, los registros y tragatormentas que están situadas a lo largo de la zona habitacional.
En este sentido, calles como Floresta Sur reflejan los efectos secundarios de las lluvias, el desgaste y la falta de mantenimiento tanto de la carpeta asfáltica como de la red del drenaje.
Domicilios con maleza, cornisas mohosas, banquetas fracturadas y protecciones metálicas oxidadas, son algunos de los vestigios que se observan en casas y edificios abandonados, los cuales no volvieron a ser tomados en cuenta para posible reconstrucción o, en su defecto, darle "otra vida".
Los inmuebles abandonados son ocupados actualmente por la gente que se encuentra en situación de calle, dejando rastros fisiológicos y residuos que se esparcen en las inmediaciones, significando un foco de infección para el resto de los habitantes.
"Lo que en verdad nos mantiene ocupados son las inundaciones. No queremos volver a ser afectados y por eso siempre estamos al tanto de las recomendaciones que ponen las autoridades en redes sociales o lo que alcanzamos a ver en los noticieros, para ir planeando qué guardar, por si acaso.
"Pero no nos vendría mal una mano de las autoridades. Ya queremos, y necesitamos, un drenaje de los buenos. Hacen falta 'pichanchas' que funcionen y calles parejas, es lo único que les pedimos, porque del monte (maleza) nosotros nos encargamos como podamos", manifestó Esther, vecina afectada.
Por tales motivos, los colonos del Floresta piden apoyo del Ayuntamiento de Veracruz para corregir los tragatormentas deteriorados, así como la limpieza de terrenos baldíos, mantenimiento a luminarias y constante vigilancia por parte de las corporaciones de seguridad de la conurbación.
Fotos: Víctor Aldazaba.
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