La economía mexicana sorprendió en abril del 2023 con un crecimiento robusto, pero debido en gran medida a un efecto rebote.
El Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revela que en el cuarto mes del año en curso se registraría un alza mensual de 0.44 por ciento.
Lo anterior significó el mayor nivel en los últimos tres meses, aunque para marzo la cifra se revisó a la baja, pasando de un alza de 0.10 por ciento a una caída de 0.14 por ciento.
A la baja base de comparación se suma la dilución de cuellos de botella, el efecto del nearshoring y la resiliencia de la demanda externa y local.
En adelante, se espera que la erosión del poder adquisitivo, el apretamiento monetario y un entorno económico más incierto a nivel global generen más fragilidades en el consumo, la inversión y las exportaciones, reflejándose en un menor dinamismo.
Por grandes sectores, las actividades secundarias incrementarían 0.49 por ciento en abril, tras una disminución de 0.89 por ciento en marzo, mientras las terciarias ascenderían 0.41 por ciento, el mejor resultado en tres meses.
A tasa anual se observa una tendencia de desaceleración, ya que la economía mexicana crecería 2.6 por ciento, la menor variación en los últimos 10 meses.
Tales datos se presentan en medio de incertidumbre en algunos otros rubros, como lo es el hecho de que la apreciación del dólar beneficia al tema de las importaciones, pero afecta gravemente en el de las exportaciones.
De igual forma, en un tema como lo es las remesas, si bien los paisanos continúan enviando el mismo número de dólares a sus familias, ahora tal dinero les alcanza menos en México.
Otro aspecto que continúa siendo de preocupación es el de la inflación, pues no ha sido controlada del todo y pega directamente al consumo.
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