A lo largo de mayo del presente 2024, Oaxaca reportó un crecimiento anual de 17.7 por ciento en su producción industrial, solo por detrás de Quintana Roo (19.3%), de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El impulsor principal de este crecimiento en Oaxaca ha sido la inversión en infraestructura, sobre todo en el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), el cual se halla entre 50 y 60 por ciento de su desarrollo, apuntó José María Villalobos, expresidente del Colegio de Economistas de Oaxaca al medio El Economista, quien también explicó que, pese a que este proyecto se encuentra generando un crecimiento temporal, puede que los beneficios no sean sostenibles a largo plazo.
El CIIT tomará al menos dos años para terminarse, por lo que se prevé que en los próximos periodos Oaxaca siga creciendo en su actividad industrial, ya que no destaca en el sector de minería ni el manufacturero; es el impulso del involucramiento de la Marina lo que se ve en este crecimiento de la actividad, detalló.
El impacto del Corredor Interoceánico puede equipararse con el fenómeno ocurrido con la refinería de Salina Cruz, pues durante su edificación existió un repunte en la actividad económica en la región. No obstante, una vez que la obra concluyó, el crecimiento no se sostuvo a largo plazo, “este patrón de crecimiento temporal es algo que podría repetirse con el corredor si no se implementan estrategias efectivas para sostener el desarrollo económico,” advirtió el especialista.
Con la finalidad de atraer inversiones privadas y fomentar el desarrollo económico del sureste del territorio nacional, se están construyendo Polos de Desarrollo para el Bienestar (Podebis) a lo largo del Corredor Interoceánico, pero hasta ahora no se han concretado contratos importantes.
Estos Podebis están diseñados para actividades como ensamblaje y exportación, además de que se alinean con la idea de las anteriormente denominadas Zonas Económicas Especiales, que se habían propuesto para impulsar la manufactura y la exportación.
Aunque haya infraestructura, José María Villalobos externó sus preocupaciones sobre la capacidad de los Podebis para atraer inversión y generar trabajo, “aunque la infraestructura está en marcha, el proceso de atraer empresas que deseen rentar u operar en estos parques ha sido lento”.
En contraste con las zonas industriales consolidadas como Aguascalientes y Monterrey, donde el desarrollo se ha dado de manera gradual y constante, la región del Corredor Interoceánico tiene bastantes retos enfrente, “la falta de infraestructura adecuada y la alta competencia de otras regiones más desarrolladas dificultan que Oaxaca y otras zonas del Corredor compitan eficazmente por inversiones industriales”, ponderó Villalobos.
Oaxaca atraviesa una escasez de trabajadores cualificados a causa de la baja capacitación técnica y educativa que se encuentra ofertada de manera local. El experto mencionó que la entidad tiene casi 1.3 millones de población analfabeta, además de que los niveles educativos son pobres, lo que también limita la disponibilidad de mano de obra para las industrias que podrían establecerse en el CIIT.
“Los planes educativos y los programas de capacitación en Oaxaca no están alineados con las necesidades de la industria pesada y la manufactura avanzada, lo que hace difícil atraer y mantener a los trabajadores necesarios. Esto subraya la necesidad de que las autoridades y los desarrolladores del corredor implementen programas de formación y educación para preparar a la fuerza laboral local, si quieren que el proyecto tenga un impacto económico sostenible en la región”, afirmó.
La falta de escuelas y hospitales en las áreas aledañas al trazado del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT) también representan un desafío sustancial para atraer y retener mano de obra calificada. “La gente no busca empleo solamente, también una buena calidad de vida para sus familias; si no hay escuelas para los hijos ni servicios médicos adecuados, es difícil convencer a los trabajadores para que se muden a zonas remotas, como la sierra de Oaxaca”, expuso.
Para finalizar, Villalobos destacó que la clave para convertir las expectativas en resultados tangibles recae en la integración de un enfoque estratégico que abarque tanto las necesidades inmediatas de infraestructura como las demandas a largo plazo de un entorno económico y social saludable. Solo por medio de la resolución efectiva de estos desafíos podrá el Corredor Interoceánico cumplir con su potencial, trayendo beneficios a las comunidades locales.
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