Visitas a congregación de Allende

En tiempos distantes en que, estando aún en etapa de la pubertad, cuando decidíamos salir por un tiempo breve fuera de la ciudad, nos podíamos dirigir hacia el embarcadero a orillas del río, sobre su margen izquierda, que tradicionalmente ha estado frente a la primera calle de Hidalgo y quedase cercano al pintoresco parquecito “Miguel Alemán” luciendo bancas de granito; sitio concurrido del transporte fluvial, donde abordábamos una de las lanchas con motor fuera de borda, provistas entonces de asientos rústicos formados de tablas, para lograr trasladarnos ‘al otro lado’ en la vecina congregación de Allende, cobrándole a cada uno el importe de la tarifa establecida del pasaje, consistente en la suma de veinte centavos.

Una vez que desembarcábamos, luego de haber sentido los altibajos del trayecto al cruzar el canal de navegación, máxime cuando recién se atravesara alguna embarcación mercante, o de un buque-tanque, y se creara el agitado oleaje; íbamos a recorrer la terminal existente del tren del Sureste, los talleres de reparación mecánica y demás instalaciones ferroviarias, todo visto a distancia, funcionando a partir de 1950 mediante corridas diarias de salida y llegada, hasta la capital del puerto de Campeche, no sin antes hacerse escala en múltiples estaciones de paso, a lo largo de la línea proyectada a través de 4 entidades peninsulares federativas.

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Pero, además, la excursión nos permitía mirar a lo lejos la torre del faro “Lucio Gallardo y Pavón”, junto a la casa dúplex edificada para ser habitación del farero y su familia, situado en la cima del “cerro del gavilán”, aparte de que contempláramos, siendo parte del paisaje ribereño, las precarias viviendas de horcones, cañas y palmas hechas por los habitantes con el oficio de pescadores, teniendo sus redes extendidas para orearlas expuestas al sol y dejar aseguradas las piraguas sobre la blanca arena suelta, próximo a la franja del agua; sin haber ningún indicio de urbanización o prestación de servicios, ni el trazo de calles siquiera.  

r_alconde@yahoo.com.mx