No queda mucho tiempo (Las bodas del cordero): Décima sexta parte

Hemos llegado a un momento muy importante grandemente esperado por la iglesia y por aquellos que durmieron en el Señor en la esperanza de la resurrección: la celebración de las bodas del Cordero.

En el cielo hay regocijo y contentamiento por los juicios de Dios. Pero también una gran multitud en el cielo canta alabanzas al Dios vivo porque han llegado las bodas.

La revelación de Juan manifiesta: Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía:

¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la Gran Ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella.

Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían:

¡Amén! ¡Aleluya! Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes.

ALELUYA

Oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.

Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. Y el ángel me dijo: Escribe: bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero.

Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. Yo me postré a sus pies para adorarle.

Y él me dijo: mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Yahshua. Adora a Dios; porque el testimonio de Yahshua es el espíritu de la profecía. (Apocalipsis 19:1-10).

Alabanzas, gloria y honra serán al Señor fiel y verdadero, porque el humo de la Babilonia destruida se elevará por siempre, ya nunca más volverá a resurgir de sus cenizas. (Apocalipsis 14:11). Se dará alabanza a Dios por sus justos juicios. Todos los santos se alegrarán porque Dios habrá hecho justicia en la tierra.

Los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes adorarán y alabarán al que vive y reina eternamente y para siempre. ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! será la alabanza de la multitud de los redimidos; toda esta inmensa multitud lanzará su grito de alabanza porque la promesa del Mesías a sus redimidos se habrá cumplido. (Apocalipsis 6:10,11).

En aquel día el cielo estará de fiesta, gozo, alegría y regocijo habrá en él, porque ¡Habrán llegado las bodas del Cordero! (Solo por la redención se podrá tener parte en esta boda).

La novia del Cordero en el cielo se ha preparado; la multitud de las almas, se ha vestido de novia, su vestido es de lino fino, limpio y resplandeciente porque el lino fino son las acciones justas de los santos, es el verdadero carácter del cristiano. (Apocalipsis 19:8).

Esta multitud de almas que están vestidas de ropas blancas, señala la purificación que tuvieron en el lavamiento del agua por la palabra, para que fuese una iglesia gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa. (Efesios 5:27).

Una novia ataviada en pensamiento, palabra y obras apegadas a la plena voluntad de Dios por la fe en Yahshua.

Esto es el resultado práctico de la justicia del Señor en la vida de los creyentes, es decir, la manifestación exterior de la virtud interior renovada por fe en el conocimiento de la justicia de Dios.

El apóstol Pablo, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley (Hechos 22:3) tuvo que renovar su mente ya que teniendo gran conocimiento de la ley no se gloriaba de ello, su confianza no estaba en la sabiduría de la carne, él señala: y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdidas por la excelencia del conocimiento del Mesías Yahshua, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Yahshua, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe del Mesías, la justicia que es de Dios por la fe. (Filipenses 3:8,9).

Negarse a sí mismo y caminar en la justicia de Dios haciendo buenas obras, refleja la obediencia a los estatutos y mandamientos de Dios. No se puede decir que se es hijo de Dios cuando se camina en la misma naturaleza vieja y pecaminosa.

Ser hijo de Dios se demuestra caminando en la nueva vida en Yahshua (Efesios 4:17-32) haciendo las obras que Él nos ha enseñado, no para salvación, porque la salvación es un regalo que nos ofrece el Mesías gratuitamente (Efesios 2:8,9), sino como una consecuencia externa de un cambio interno para adornar este hermoso vestido de boda, porque somos hechura suya, creados en el Mesías Yahshua para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Efesios 2:10).

Esta boda tendrá lugar en el Cielo (Apocalipsis 19:8) cuya Esposa acompañará al Señor Yahshua en su segunda venida a la tierra para celebrar el banquete de bodas (Apocalipsis 19:14) e inaugurar el reino milenial y vivir y reinar con el Señor mil años. (Apocalipsis 20:4). Continuará. Paz de Yahshua.

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