A continuación, sigo informando sobre mis vivencias en la hoy Colonia Puerto México de esta ciudad y puerto de Coatzacoalcos. Allà por la década de los 60s.
A su vez El Ronco me indicó que cuando viera que la vaca –La bonita- estuviera pariendo, le ayudara en el parto, sacando al becerro y luego metiera mi mano y brazo en su vagina para sacar la placenta en caso de que esta no saliera sola. Lo cual, no fue necesario ya que no recuerdo si fue por ir a la primaria o por otro motivo, no presencié el parto, quien estuvo pendiente fue el señor Méndez, vecino mayor de edad, a quien le encargaba viera las reses cuando me ausentara por acudir a la primaria.
Él fue quien luego me informó que el parto se llevó a cabo sin complicaciones, enseñándome la placenta ensangrentada que permanecía en el césped húmedo del lugar. Por ello, acaricié a La bonita, quien tenía a su lado echado al recién llegado a este mundo, que luego le pondrían por nombre “El payaso”.
Dicho lugar estaba cercano a mi domicilio, que se ubicaba en la actual esquina de Díaz Mirón y Carlos Gómez.
El pastoreo consistía en acudir todas las mañanas temprano a sacar el ganado de un improvisado corral que se encontraba en la calle Francisco Villa, colonia Puerto Mèxico, entre los médanos, más o menos como a dos cuadras antes de llegar al actual malecón costero.
Luego con la “ayuda” de El balín (caballo que actualmente considero ya era viejo, porque de entre el color de su piel gris claro sobresalían muchos pelos blancos, no sé si a los caballos les salen canas, y por esa condición era flojo o miedoso); las arreaba por toda la calle Quevedo, que era la única que estaba abierta a la circulación de vehículos, hacia la actual colonia Guadalupe Victoria, que en ese tiempo era puro monte, donde abundaban plantas con espinas grandes (crucetillas) y, otros días las conducía hacia el rancho de don Prócoro Alor, que se ubicaba al otro lado de una gran loma de arena suelta (médano).
Lugar donde hoy se encuentra ubicada la colonia Vistalmar y, por la tarde casi noche, regresaba las reses al corral que estaba entre médanos en la colonia Puerto Mèxico con la problemática que ya mencione en la edición anterior.
“La alegría de ver y entender es el más perfecto don de la naturaleza” (Albert Einstein)
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