La estrategia del PRIAN durante el segundo debate presidencial era posicionar a Xóchitl como una figura metida a una especie de pleito callejero, interrumpiendo a Claudia, hostigándola políticamente, recurriendo a las emociones del auditorio, para luego salir a decir que había ganado el debate, aunque lo perdió y la elección para ella está perdida desde antes de que iniciara el proceso. Es claramente una estrategia que apuesta no a los resultados finales de la elección, a evitar la caída de los votos para los partidos de la derecha y, de esta manera, mostrarse como una oposición dispuesta a evitar el avance de la revolución de las conciencias. Repite Xóchitl, gané, gané y gané, aunque su entorno de manera consistente con evidencias y más evidencias desmienten sus mentiras. Pero no son los únicos propósitos de tanta mentira que ni ella se las cree.
Estudiosos de la mentira, dicen, que bajo determinadas circunstancias la mentira puede cumplir una función terapéutica positiva. Se refieren a aquellos organismos que se encuentran en condición “terminal” y a los que, lo opuesto de la mentira, la verdad, puede ocasionarles un debilitamiento que acelere su fin. En otras palabras, los enfermos en estado delicado no están en condiciones de mirar a la verdad de frente, por lo que el autoengaño les hace sentir que todavía pueden recurrir a un último jirón de fuerzas extraídas desde lo más profundo de su ser, con el fin de librarse del inevitable, al final de cuentas, la inevitabilidad de la muerte (ver: Duarte-Mote, J, & Sánchez-Rojas, G. (2017). La mentira, una reivindicación moral. De cómo la mentira es útil en un paciente en etapa terminal).
La derecha opositora está en una situación en la que no puede admitir la verdad sobre su condición de desbancado del poder y con escasas posibilidades en el 2024. Debe mentir porque necesita proteger a sus seguidores del desánimo. La verdad le dice que las posibilidades de éxito son escasas y los mecanismos de defensa contra su extinción se debilitarían, lo que haría difícil la defensa de las células que le sobreviven como Guanajuato, Querétaro, delegaciones de la Ciudad de México. Increíble, pero la mentira, aunque se trata de un acto de crueldad, puede ejercer una influencia positiva en el enfermo. Ahora bien, no obstante, lo dicho, en nada se cambia el diagnóstico. La mentira y la función de cohesión interna que puede generar no cambia el resultado final.
Todavía existe algo más que no debemos olvidar y que está más allá de los resultados de las elecciones del próximo mes de junio y las cuotas de poder que dejará a cada quien, y que obliga a la oposición a no sólo mentir por mentir: abrigan un temor doble: no saben cómo parar a la 4t porque se han quedado sin proyecto político alternativo. Su insistencia en arrebatarle a la 4t la idea de los programas sociales es una evidencia contundente de su orfandad. Pero todo lo dicho hasta aquí tiene un valor político menor con respecto a lo siguiente: si se pone atención a los discursos de la oposición nadie habla de la Cuarta Transformación, existe algo así como un olvido freudiano. Guardan en el fondo de su subconsciente un temor aterrador, y del que se olvidan: un proyecto social revolucionario, la de las conciencias, humanista, que representa la 4t.
El triunfo de la 4t en 2018 fue, como dice el presidente, un momento estelar de nuestras vidas y del pueblo mexicano, en el que la población decidió terminar con la servidumbre, es decir, dejó de creer en las mentiras de gobernantes que le decían que lo querían, que lo amaban, que gobernaban para él y que defendían sus intereses porque ellos venían de una revolución, la mexicana. El pueblo entendió que durante siglos lo engañaron con mentiras, pero que de manera particular en los últimos 36 años de gobiernos neoliberales el pueblo y los pueblos que conforman la geografía nacional y el Estado mexicano, fueron menospreciados, debilitados sus derechos, sus familias vivieron la más terrible de las inseguridades y la mitad del territorio fue vendido a compañías extranjeras. Una de las etapas donde prevaleció el empobrecimiento de los de abajo.
En realidad, en el fondo, no sólo fueron los partidos los que perdieron el poder sino las élites mexicanas y en respuesta han decidido quitarse la máscara y las mediaciones a tal grado que Claudio X. González, representante de las élites empresariales, ha tomado el mando sobre los partidos políticos imponiéndoles como candidata a Xóchitl. Las élites son minorías sociales que gobiernan sin tener el control directo del gobierno. Los partidos operan a su nombre y vigilan sus intereses. Las élites, como no gobiernan directamente crean partidos para que lo hagan a su nombre. Pero, en México, esto se acabó. La caída e incapacidad de los partidos para responder a los intereses de los grupos que respaldan a Claudio X. González, ha obligado a Claudio a ejercer el verdadero poder de manera directa sobre el PRIAN, que era impensable.
La andanada de mentiras contra Claudia y el presidente acusándolo de haber recibido recursos del narco en 2006, sin prueba alguna de por medio, busca colocar tanto a Sheinbaum como al presidente en un lugar común como ellos, en donde la revolución transformadora ni siquiera es parte de su narrativa, porque viven un olvido freudiano. No porque no sepan ni conozcan la 4t sino debido a que para poder contar con un proyecto político que rebasara a la 4t tendrían que radicalizar y mover sus propuestas más hacia la izquierda y eso no lo van hacer. De ahí que hayan decidido como estrategia intentar arrebatarle a la 4t los programas sociales. Pero no se quieren dar cuenta que los programas sociales están vinculados a un proyecto político mucho más amplio que es la revolución de las conciencias.
Los programas sociales de la 4t no son como los programas sociales de los gobiernos panistas y priistas. En aquellos tiempos, los programas sociales de esos gobiernos se asociaban a un estilo de gobernar en donde el programa era parte de un proyecto clientelar dirigido a sostener con fraudes electorales a esos partidos en el poder. Los programas sociales de la 4t tienen que ver con una revolución pacífica que contempla la democracia participativa; modificar la orientación elitista del poder judicial para reorientarlo hacia una justicia popular, eligiendo a jueces y magistrados; que los representantes consejeros ante el INE, igualmente, sean elegidos por el pueblo mediante el voto universal y secreto; que el pueblo cuente con un sistema informativo, como la mañanera, que contribuya a la transparencia gubernamental; continuar revolucionando la conciencia del pueblo, como marco político general.
Xóchitl, el PRIAN y Claudio X. González, pueden decir que ellos también están de acuerdo en los programas sociales, que si ganan los programas sociales se van a quedar como están. Suponiendo sin conceder que sus palabras fueran sinceras, deberían estar también de acuerdo con el contexto en el que los programas sociales se han aplicado que es la revolución de las conciencias. Cualquier programa social de la 4t pierde el sentido si únicamente se contempla como parte de un programa social y punto. Los programas sociales ahora contemplados en la Constitución son parte de la Revolución de las conciencias, humanista, de una visión transformadora y no conservadora como es el caso del PRIAN y Claudio X. González. No tengo dudas que con el PRIAN los programas se anularían porque su temor no es el programa sino lo que representan.
Con respecto a Claudia, los ataques hacia ella, los infundios y las mentiras, tienen una explicación que no es únicamente la desesperación que tienen porque saben que van a ser derrotados: las élites pensaron en que la ahora candidata de Morena era una mujer dependiente de Obrador y que sería un objetivo fácil de vencer. Se han topado con pared, Sheinbaum ha demostrado no sólo un amplio conocimiento del obradorismo, sus propuestas políticas y el programa de la 4t, también se perfila como la gran continuadora de la revolución de las conciencias. La andanada de calumnias contra ella de parte de Xóchitl, durante el segundo debate y en el posdebate, es porque ahora se han dado cuenta que Claudia no se va quedar en el centro y que hará avanzar a la revolución de las conciencias más hacia la izquierda.
E cariño que le ha mostrado el pueblo y la manera en que se le ha entregado durante la campaña la hará más sensible hacia quien ha sido el salvador del obradorismo. Al tiempo.
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