Raso y Colocado

Comentábamos en una de nuestras entregas anteriores, que la agresión a los silbantes en el futbol porteño no se justifica por nada del mundo, pues también son seres humanos y tienen derecho a equivocarse, aunque hay algunos que lo hacen de manera reiterada, y es ahí donde se meten  en problemas.

Sin embargo, está más que claro que esas pifias a la hora de marcar una jugada son producto también de la falta de preparación de los silbantes, quienes en su gran mayoría, por no decir que todos, en los últimos años han dejado de capacitarse.

Algunos le echan la culpa a la situación económica y otros más al nulo interés de quienes ejercen esa labor. Lo cierto es que los antes llamados “hombres de negro” atraviesan una crisis que se ha ido agravando con el paso del tiempo, precisamente por resistirse a actualizar sus conocimientos en la materia.

Ello se ha visto reflejado en las constantes quejas de los equipos por el pobre desempeño de los nazarenos, quienes siguen regándola y “gacho”.

Y en el caso específico del futbol regional de Veteranos, llama la atención que haya árbitros que a pesar de tener problemas cada vez que pitan, continúenn asignándoles partidos y en ocasiones, de alto riesgo.

Uno de esos casos es el del nazareno Lázaro Acevedo, quien el pasado fin de semana volvió a estar en el “ojo del huracán”, tras marcar, dicen, un gol que no debió contar por un supuesto fuera de lugar.

Tal vez la controvertida acción no hubiera pasado a más, pero al estar en juego la tercera posición de la zona en que están ubicados los equipos protagonistas, el equipo Veteranos Coatza que maneja Antonio Acopa, con justa razón “puso el grito en el cielo”.

Lo preocupante aquí es que con esta ya son dos las ocasiones en esta misma temporada que el buen Lázaro Acevedo se ve involucrado en una polémica y en ambas, por no marcar de manera correcta una jugada.

La primera se registró en el encuentro entre Cruz Azul y Clorotec, donde incluso fue agredido por Antonio Trejo, jugador del conjunto “Cementero”, quien estuvo inhabilitado cuatro jornadas por la liga que preside Andrés Vidal. Precisamete este sábado reaparecerá.

Pese a lo anterior, la persona encargada de designar a los silbantes, nadie sabe por qué volvió a programarlo, sin imaginar que nuevamente le quedaría mal.

Entendemos que la situación económica está complicada y todos quieren ganarse unos pesos más, pero también hay que ser realistas; hay gente que NO TIENE ABSOLUTAMENTE NADA QUE HACER EN EL ARBITRAJE y lo que es peor, la siguen mandando a dirigir partidos.

Sobre todo en el caso de Lázaro Acevedo, que con todo respeto, tiene una discapacidad visual que le impide poder tener la apreciación correcta de una jugada.

Y tal vez ese no sea su principal obstáculo, por decirlo de alguna manera, pues ahi está Edgar Camacho, que con un problema físico parecido, muy pocas veces se le ha visto involucrado en este tipo de situaciones.

Lo que pasa con Lázaro, al igual que con la mayoría de los árbitros porteños, es que NO SE CAPACITAN y creen que los conocimientos adquiridos en el pasado son suficientes para seguir desempeñando una labor que, como cualquier trabajo, también requiere de actualizarse y estar al día de los cambios que se dan.

Actualmente algunos silbantes se han convertido en SACA PARTIDOS, pues con tal de obtener un ingreso extra, consiguen un uniforme de árbitro y listo. Así de fácil.

Bien harían las ligas y en este caso la Regional de Veteranos, realizar un examen de conocimientos a los nazarenos, para saber SI ESTÁN APTOS O NO para conducir un encuentro y así NO EXPONERLOS A UNA AGRESIÓN FÍSICA O VERBAL como ocurrió con Lázaro Acevedo.

Por ahí Andrés Vidal comentó después de lo acontecido en el choque entre Clorotec y  Cruz Azul, que estaba depurando la lista de “sopapitos” a los que daría “chamba” en su liga, pero tal parece solo fue un discurso al estilo político, pues siguen silbando LOS MISMOS DE SIEMPRE.

Ojalá que se haga algo al respecto, por el bien del mismo futbol.

Hasta la próxima SDQ.