Hoy escribo por los que ya no están. Por quienes tuvieron que irse sin avisar o los que fueron despidiéndose lentamente.
Estos últimos días han sido complicados, difíciles, tristes, el ambiente estuvo lastimado y muchos corazones también.
Escribo por los amigos que dejé de ver después de una última foto sin saber que lo era, por las personas que en algún momento saludé en algún lugar y ahora no podremos hacerlo más, por los que se han ido quedando en el camino, por los amigos con los que conviví y de pronto se fueron, por los niños que fueron un día a clases y al día siguiente su pupitre permaneció vacío y así seguirá.
Por las madres, esposas, novias y amigas que no tienen la fuerza para hacerlo porque les duele el corazón, por los padres, hermanos, hijos y amigos que piensan que por ser hombres, no pueden llorar, por los que dejaron planes inconclusos porque sus proyectos estaban próximos a realizarse.
Escribo por ellos y también para los que seguimos en este tablero de la vida. Porque el dolor nos detiene unos momentos, pero cuando deja de doler, seguimos haciendo lo mismo. Así es el devenir.
Llanto y risa. Tristeza y alegría. Tragedia y comedia. Despedida y bienvenida. Negro y blanco. Porque no se trata de escribir al cielo, sino de compartir aquí, en la tierra.
Si hoy tenemos la oportunidad de ver un nuevo amanecer, aprovechémosla. Disfrutemos de la manera que podamos. Hagamos planes, es correcto, pero consideremos no cumplirlos, estemos listos, no guardemos nada por estrenar, no te quedes con los te quiero, escribe a quien no te ha escrito, háblale, aunque no te haya hablado.
No esperes a que alguien sea el primero en tomar la iniciativa, haz la diferencia.
Ese alguien puede esperar lo mismo de ti. Si esperabas que alguna persona llegara a acompañarte en estos momentos difíciles y no lo hizo, no le juzgues, no conoces el motivo de su ausencia.
Tal vez veamos una publicación que refleje un estado anímico favorable, quizá sea precisamente para no preocupar a los demás por su situación emocional y darse ánimos en momentos de soledad.
Las redes son ambiguas, de interpretación, subjetivas. Búscale y abrázale. Te necesita. Hoy escribo por los que ya no están, no para ellos.
Escribo para ti que puedes leerme. Escribo porque puedo y me gusta hacerlo. Escribo para sentirme bien. Tengo la seguridad que en algún momento has pensado algo sobre mí. Bueno o malo he sido parte del mismo camino que recorres.
Hemos coincidido y no ha sido casualidad. Tenemos algo por hacer. Es momento de reconsiderar, de hacer otro alto en el camino y empezar una etapa con los que están cerca o a tu lado.
No añores el ayer ni esperes el mañana. Disfruta hoy. Si no lo haces, perderá sentido tu vida. Por lo pronto, espero tener la oportunidad de compartir en otro momento una nueva publicación.
Agárrate a esa mano amiga y ofrece la tuya, juntos lograrán cumplir el Plan de vida escrito para cada uno. Gracias por recibirnos en sus hogares una semana más.
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