Pescadores: Chimé, Ana, Luisa Kim, Gilberto Caba y Abue Rosario Parte dos

Considerando el precedente introductorio en la edición inmediata anterior. Donde se recomienda asumir nuestra responsabilidad como entes racionales. Inmersos en una creciente y cada vez más compleja humanidad. Donde destaca el flagelo de la contaminación, producida por la industrialización de todos los bienes y servicios que demanda la creciente población mundial y regional.

Tal como ocurre en Coatzacoalcos y el sur de Veracruz. Seguimos en la entrevista a doña Ana Kim Lee.

D. Caba: me platicó Juan Ramón Kim, que a don Pedro (Chimé) ¿el gobierno de Corea del sur lo reconoció como migrante? “Si por eso es que ahora estamos metidos en eso de la Asociación Coreana, ahorita nos atiende Corea y también el presidente de acá. Ya vamos a tener seis años (enero/2009) de pertenecer a los migrantes, somos muchas familias nada más que todos casados con mexicanos, somos como 200 que pertenecemos a coreanos, pero muchos ya cruzaditos con mexicano”.

¿Qué recuerda durante su juventud, cuando había mucha pesca? “Que, en las grandes caladas, teníamos que ayudar a papá. Íbamos a luchar para ayudarlo a jalar las redes y, decían "¡ahiií vaaa de leva el robalooo!"

Y también a jugar porque nos decían los pescadores ‘¡el que jale este robalote es suyo!’ y entonces nosotros lo jalábamos y ya era nuestro, luego mi mamá lo vendía aliñado en la calle”.

¿Nada más seleccionaban los robalos? “Sí, el papelillo y otros pescados los regalaban y, puro robalo aliñaban y lo mandaban seco por camionadas a la ciudad de México.

Tenía un cuñado que a eso se dedicaba, todos teníamos que ayudar para sobrevivir ya que vivamos de la pesca. Ya después también vendíamos en el mercado, mi hermana Luisa llegó a tener cuatro puestos en el mercado Coatzacoalcos y uno me vendió”.

“Ahí teníamos siempre a su tío Gilberto Caba Loyo, era mi aliñador y lavaba el puesto, vivía junto a nosotros, nada más le gritábamos y siempre estaba al pie, por eso lo apreciábamos mucho, también a su abuelita Rosario, a su papá David y Elena su tía.

Porque también participaban por su lado en la pesca, todo eso sufrimos las familias en ese entonces, para poder sobrevivir”.

D. Caba: recuerdo cuando niño me gustaba ir al patio de su casa porque ponían a secar huevas y olía muy sabroso ¿de qué pescado eran? “de robalo y a veces de sábalo”, Caba: me platicó su hermana doña Eloisa que también ¿eran de cherna? “¡no! las de cherna se cosían y se vendían en trozos, porque eran muy grandes, pesaban como diez kilos cada una.

Las que se vendían secas eran de robalo y sábalo, que también eran algo grandes”. Expresó con agrado doña Ana Kim Lee…

• Continuará
• Si usted es persona mayor originaria de este puerto o llegó muy joven, platíquenos sus vivencias. Entrevistas con: Ing. y LMI David Caba Vinagre, davidcaba@live.com.mx. Celular: 921-2684397.