Han surgido múltiples observaciones e irregularidades en la administración municipal del puerto de Veracruz. Tarde o temprano estas querellas se convertirán de carácter judicial, a no ser, como único y último recurso, que los Yunes lleguen al poder del estado en el 2024 y entonces borren todo rastro que los involucre en el mal uso de los recursos.
De lo contrario, quizá sea en el primer año del próximo periodo del Gobierno Estatal, más si lo sigue conservando Morena, o más bien en los primeros días del 2024, cuando se le haga efectivo. Porque en este periodo y tomando en cuenta que desde el inicio del sexenio la situación es la misma, existe demasiada lentitud y se puede decir, que hasta nula intención de proceder contra los responsables del saqueo municipal, lo que es evidente.
Pero además, si hay daño patrimonial, mal uso de recursos y demás observaciones como lo soporta el Orfis, hay culpa clara de quien fuera hasta diciembre del 2021 el alcalde del puerto, Fernando Yunes Márquez.
El exsenador, como es bien sabido, es quien heredó el poder a su cuñada, la hoy alcaldesa del puerto de Veracruz, Patricia Lobeira de Yunes, y por tanto si ella no denuncia a su antecesor del cochinero que encontró en la administración, entonces estará incurriendo en un delito de encubrimiento o en términos coloquiales complicidad.
Lo que además de lo judicial, debe estar siendo un conflicto al interior de la familia, es que ahora la presidenta municipal tenga que ser tapadera de toda la cloaca que está brotando por el manejo del Ayuntamiento. Y seguramente que esto debe ser una razón por la que, de ser cierto las versiones, Fernando Yunes ande por la libre.
Los señalamientos incluyen desde la empresa “fantasma”, un outsourcing que maneja la nómina municipal y a la que se pagaron millones de pesos, hasta observaciones por la pésima y elevados costos en obra pública.
En entrevista puntal con la periodista, Myriam Serrano, del corporativo Imagen del Golfo, la titular del Orfis confirma que las cosas no están nada bien la administración pasada y por ende, siguen sin solventarse e involucran a la actual.
“El municipio de Veracruz no pudo acreditar el manejo de los recursos de un plan privado de pensiones observado en la Cuenta Pública 2021” afirmó Delia González Cobos a la reportera.
“En su momento se requirió la documentación para acreditar, ahí se trata de un plan de pensiones del que no se tiene perfectamente claro el manejo del recurso y que por esa razón se pidió documentación y se estuvo tratando de aclarar el punto y quedaron cosas pendientes, por eso se señala el daño patrimonial de toda la operación”.
Es decir, no pudieron dejar en claro que hicieron con enjuagues, porque “la auditoría del Orfis arroja un presunto daño patrimonial de 117 millones 507 mil 043 pesos con cuatro centavos, en el último año de administración de Fernando Yunes Márquez”.
Todo esto, quizá trae más que tensa y en estrés crónico, a la alcaldesa Lobeira de Yunes, pues desde que llegó se encontró con anomalías y con la consigna de componer lo que dejó mal puesto su cuñado.
Puede ser que si la diagnostica un especialista, no solo le determine ese tipo de estrés, sino que se continuará agravando conforme pasen los días a medida de que siga encontrando la ropa sucia que dejó el exalcalde.
Esta situación emocional pueda ser la razón por la que salga muy pronto de sus casillas como en la pasada sesión de cabildo cuando el pasado 23 de septiembre, en la reunión de trabajo, se dirigió al famoso tiktokero, Francisco Bárcenas, conocido como el “jaranero de la iguana” y a quien acusó de estarla mirando de una manera que no le gustó. Incluso, lo amenazó con sacarlo con el uso de la fuerza, de la sesión. Vaya, así las cosas entre la familia que ostenta el poder por casi más de 20 años en Veracruz y Boca del Río.
MUY EN CORTO
EN LA CUERDA FLOJA TITULAR DE SEDESOL ESTATAL.
El que vuelve a estar en la “cuerda floja” es el secretario de Desarrollo Social, , pues a Palacio de Gobierno llegó un documento de la Auditoría Superior de la Federación donde les hacen ver que todavía no han solventado las observaciones del ejercicio fiscal 2020.
Y es que tal y como se informó en su momento la ASF concluyó observaciones por 135.2 millones de pesos, de los cuales el 85 por ciento de esas transferencias de recursos federales fueron para la Secretaría de Desarrollo Social.
De manera que el villano de esta historia se llama Guillermo Fernández Sánchez debido a que está dejando muy mal parada a la administración morenista en el altiplano.
Si bien desde que salieron a la luz pública los pésimos manejos que hace este funcionario con el dinero etiquetado para combatir la pobreza lo puso en la “cuerda floja” del gabinete ahora cuentan que se ha vuelto a poner en riesgo su permanencia.
Sobre todo, porque Guillermo Fernández se ha caracterizado por ser poco aseado en el manejo de los recursos, motivo por el cual ya le han perdonado varías pifias.
Ya veremos si termina el año en su encargo o hay relevo.
/ct
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