Hemos llegado a la etapa de un nuevo comienzo. Las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas. Recordemos que la biblia a través de los libros proféticos, entre ellos el Apocalipsis, señalan las cosas que han de suceder en los tiempos del fin, y nos dicen que un Reino está guardado a los redimidos para Vida Eterna.
El apóstol Juan revela: Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin.
Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.
Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. (Apocalipsis 21:1-8).
Un Cielo nuevo y una Tierra nueva habrá en aquellos días después del milenio, Cielo y Tierra donde morará la justicia, y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. (2 Pedro 3:13; Isaías 65:17). En el Cielo nuevo y Tierra nueva, la Constitución bíblica quien rige a los cristianos no existirá más.
El Señor dijo: Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. (Mateo 5:18).
En el Cielo nuevo y Tierra nueva, la Justicia inmutable de Dios será la que regirá y juzgará en su Verdad, dando a cada uno lo que le corresponde, porque Yahweh es justo, y ama la justicia. (Salmos 11:7).
En aquellos días, el mar no existirá más, porque el mar representa todo aquello que es inestable, la biblia dice: …porque el que duda, es semejante a la onda del mar, que es movida del viento, y es echada de una parte a otra. (Santiago 1:6).
Así que en la Nueva Jerusalén ya no habrá más inestabilidad, todas las cosas estarán perfectamente fundamentadas de acuerdo a la plenitud de la justicia y la voluntad de Dios.
La Nueva Jerusalén como una esposa ataviada para su marido descenderá del cielo de Dios en estado de perfección para su pueblo. La biblia dice: Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. (Santiago 1:17).
En aquel tiempo, Dios estará proveyendo el Reino, nosotros no lo ganamos, no lo compramos, Dios lo proveerá por su gracia. (Apocalipsis 21:2). La Nueva Jerusalén como esposa ataviada para su marido, tendrá una relación estrecha con el pueblo de Dios. El Mesías dijo: voy, pues, a preparar lugar para vosotros. (Juan 14:2).
Hay pues una relación entre el Reino que el Mesías fue a preparar, y su pueblo redimido, semejante a una novia que se prepara para su marido.
La promesa del Cordero, en aquellos días se hará visible, el tabernáculo de Dios vendrá como una habitación donde Dios more con los hombres, ellos serán su pueblo redimido por el Cordero. (Apocalipsis 21:3).
Solo por la redención, es que Dios tendrá una estrecha relación con su pueblo, y estará con ellos como su Dios en toda plenitud. La Escritura dice: habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. (2 Corintios 6:16).
Y le servirán día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. (Apocalipsis 7:15).
En aquel día, Dios enjugará toda lágrima de ellos porque no habrá más muerte. (Apocalipsis 21:4). Y los redimidos de Yahweh, volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y huirán la tristeza y el gemido. (Isaías 35:10; 65:19).
La Nueva Jerusalén será perfecta sin defecto para las nuevas criaturas en Cristo, para los redimidos, para ellos todas las cosas serán hechas nuevas. (2 Corintios 5:17). Siendo Dios el Alfa y la Omega, al final, todo será como al principio, en Él está nuestro retorno a la fuente del agua de la vida, ahí estaremos totalmente y plenamente satisfechos.
La Escritura manifiesta: más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. (Juan 4:14).
Por su parte el profeta Isaías concluye: Y a todos los sedientos: venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprar sin dinero y sin precio, vino y leche, (Isaías 55:1).
Aquellos que estén en la Nueva Jerusalén, heredarán todas las promesas de Dios como hijos, pero para aquellos cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos, tendrán su parte en el lago de fuego que es la muerte segunda (Apocalipsis 21:8), ellos no tendrán parte alguna en la herencia de Dios.
Notemos: nosotros fuimos creados para estar en comunión con Dios, por esta razón, Dios creó el jardín del Edén (Génesis 2:8), pero todo aquel que rechace la obra del Cordero vivirá por toda la eternidad en tormento físico y espiritual. (Lucas 16:24; Isaías 66:24). Continuará.
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto | Aviso de Privacidad
Reservados todos los derechos 2024 |