Momento reflexivo

Espero que esté fresca en nuestra memoria la celebración del Día del Amor y la Amistad, la cual tiene una fecha específica para conmemorarse, pero que, sin embargo, debería de ser recordada todos los días.

El amor y la amistad son sentimientos especiales que como seres humanos podemos disfrutar porque nos llenan de dicha y bienestar haciéndonos conocer la felicidad.

Pero ¿Qué es el amor? Es el sentimiento más puro que nos dio nuestro creador para que lo disfrutemos en esta tierra.

No hay mortal sobre el planeta que no lo haya experimentado. Los poetas lo describen como un sentimiento que sale del corazón y se convierte en una bella sinfonía que endulza la vida y la hace placentera.

Sin embargo, el amor conlleva sufrimiento. Sencillamente, cuando alguien que amamos pasa por una pena, nos dolemos de tal manera que quisiéramos estar en su lugar.

Jamás vamos a sentir envidia de la persona amada. Sus triunfos serán nuestros y por lo tanto estaremos dispuestos a mostrar que nos gozamos por ello. Pero, sobre todo, nunca haremos algo indebido que pueda dañar a quien decimos amar.

En el amor hay perdón. Cuando se ama, se acepta que todos tenemos fallas y por lo tanto la clemencia ha de hacernos benignos y misericordiosos.

El amor todo lo espera, y si es verdadero llegará a un buen fin. Y lo más importante, donde este sentimiento impera, allí está Dios quien es el ejemplo perfecto del amor.

Las sagradas escrituras mencionan que lo más importante es el amor. Si amáramos como es debido, tendríamos un mundo distinto.

No pensaríamos en dañar la integridad de nadie ni buscaríamos su mal. Todos actuaríamos diferente, buscando el bienestar de los que nos rodean.

"En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia". Proverbio de Salomón. La amistad y el amor van de la mano. Hay personas que se cruzan por nuestra vida y son como una chispa que la enciende y así se da la empatía.

Es ésta la que nos hace llegar a amar a determinadas personas que, sin ser de nuestra familia, las llegamos a incluir como tales porque vienen a proporcionarnos compañía.

Además, comparten nuestras alegrías, así como también nuestras tristezas de tal manera que ya no podemos prescindir de ellas.

¡Qué hermosa es la amistad! Así como el amor, requiere de fidelidad porque los amigos comparten nuestros secretos y confiamos plenamente que los guardaran. La amistad verdadera no busca sacar provecho, por el contrario, siempre estará dispuesta a compartir.

Amemos con un amor no fingido. Sepamos apreciar el valor de quienes nos aman y no olvidemos que la verdadera amistad vale más que tener riquezas. Esta se acaba, pero la amistad perdura toda la vida.