Asistí el jueves pasado a una interesante conferencia acerca de cómo se vislumbra la política mexicana y los posibles escenarios que tendremos en el país el año entrante con motivo de las elecciones.
De acuerdo con el especialista que nos planteó la situación con amplitud de conocimientos y total franqueza, hasta mediados de junio de este año, parecía bastante complicado el que la Alianza Opositora pudiera ganar la presidencia de la república, debido entre otras cosas a la popularidad del presidente, de los programas sociales que regalan mensualmente miles de millones de pesos para influir en el voto de los más necesitados, de las campañas adelantadas llevadas a cabo por las llamadas corcholatas; quienes extrañamente dicen que gastan poquito, cuando si sumamos todo lo que cuestan los cientos de espectaculares diseminados por el país, los anuncios en los camiones urbanos y las bardas pintadas, los acarreos y mítines; se podrá adivinar que los topes de 5 MDP asignados a cada uno fueron rebasados muchas veces hace tiempo, lo que pone en desventaja a quien resulte abanderado(a) de la oposición.
No obstante lo anterior, falta todavía un año para las elecciones y en ese lapso pueden pasar muchas cosas, como aconteció en España hace tiempo, cuando al Partido Popular lo consideraban el triunfador de las elecciones y por unas declaraciones emitidas fuera de lugar por uno de sus liderazgos, derivadas de un atentado contra un ferrocarril de cercanías, terminó perdiendo la votación; porque simplemente el electorado molesto le dio la espalda en el último momento.
En cuanto a la oposición de nuestro país, algunos precandidatos se están bajando de la contienda, no tanto porque haya piso disparejo y otras supuestas razones que esgrimen, sino porque realmente no tenían posibilidades de ganar ni siquiera la contienda interna.
De esa manera se van quedando los que están mejor posicionados, quienes tendrán que hacer un trabajo arduo para convencer a los votantes, entusiasmar a quienes se abstienen y sobre todo movilizar a los indiferentes.
Si sale a votar el 65% de los electores y la Alianza Opositora junto con la ciudadanía comprometida con el país cubre todas las casillas para evitar cualquier posible fraude, las condiciones cambiarán y será más fácil el triunfo de la oposición; sobre todo si continúa la escasez de medicinas, la falta de equipos en los hospitales, la saturación de los mismos y la inseguridad que padecemos.
Para concluir este comentario, es necesario considerar que en los últimos días ha ocurrido algo totalmente disruptivo en México.
Acaba de anunciar la senadora Xóchitl Gálvez que piensa participar en la contienda interna de la Alianza Opositora que determinará si es ella u otra persona quien resulte candidata(o) a la presidencia de nuestro país. De participar ella, seguramente entusiasmará a mucha gente que le dará su apoyo. Se la ganará con su discurso claro, sencillo y objetivo que cala muy hondo entre quienes se sienten identificados con las personas que han salido adelante a través del esfuerzo, del estudio, del trabajo y de no pocos sacrificios; no obstante las grandes dificultades que han enfrentado como son la discriminación, la marginación y la pobreza.
Xóchitl Gálvez ha sido una mujer de lucha, valiente, triunfadora y talentosa; que viene desde muy abajo subiendo los escalones de la política. Tiene una muy buena imagen a nivel nacional y nadie la puede acusar de miedosa ni de corrupta, por lo que de contender ella por la Alianza Opositora, será probablemente la primera mujer presidente de México.
La decisión final estará en manos de nosotros los ciudadanos. Las elecciones se ganan con buenos candidatos, propuestas viables, llamados a la unidad y a la superación, pero también con votos suficientes para vencer.
Estos últimos son totalmente responsabilidad de nosotros los ciudadanos.
¿No les parece a Ustedes?.
Muchas gracias y buen fin de semana para todos.
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