Los retos de Morena rumbo al 2021




De cara al proceso electoral que comenzará en septiembre, morena tiene frente a sí desafíos de gran calado social y político. Resolverlos será fundamental para asegurar el éxito electoral que consolide el proyecto de la Cuarta Transformación puesta en marcha al triunfo de 2018. Veamos algunos de ellos:

 

1. Lograr la unidad de los diferentes. La política del pasado enseñaba que había que alinearse bajo el pensamiento de El Gran Elector. Esa línea permeó a través de los sexenios priístas, el actuar del partido hegemónico, y por eso aún hoy, en los medios de comunicación y en la opinión pública, se escandalizan cuando ven a legisladores, funcionarios o dirigentes del partido, diferir o plantear visiones encontradas respecto a los asuntos públicos.

Al respecto, la Declaración de Principios –documento rector de la constitución de todo partido político– reconoce que en morena no hay pensamiento único y que su esencia se encuentra en la pluralidad. Esto es fundamental para entender la diversidad de opiniones que coexisten al interior del partido-movimiento. Por ello, frente al proceso de renovación de dirigencias, la militancia y los órganos de dirección deben reflexionar ampliamente sobre la necesidad de construir la unidad, al tiempo que se manifiesta el pleno respeto a las ideas de los demás, sin perder de vista el objetivo esencial del proyecto: la transformación de México.

 

2. Cuidar la elección de sus candidatos.  Por una parte, debe evitarse a toda costa la irrupción de advenedizos que solo buscan el escaño o la curul, el cargo por el cargo mismo, y que una vez obtenido este le dan la espalda al proyecto de nación, sin cuyo respaldo les habría sido imposible ganar. 2018 debe ser el espejo en donde las dirigencias nacional y estatales se miren para reconocer aciertos y errores en la elección de los perfiles que habrán de abanderar la causa. Otear las tempestades es virtud que deben desarrollar los hombres y mujeres de Estado por el bien de la República.

Por otra parte, debe ponderarse la necesidad de que morena tenga más voces articuladas frente a los embates de la oposición en las Cámaras federales y en los Congresos locales, capaces de entender y defender a carta cabal el proyecto, a fin de hacer realidad lo postulado por la Declaración de Principios, que señala: “De manera extra hay que contrarrestar toda la propaganda manipuladora y luchar por hacer valer el derecho a la información veraz. Es ideal que cada mujer y cada hombre de morena se conviertan en un medio de comunicación para informar al pueblo y lograr la participación de los ciudadanos.” Los legisladores de la 4T deben ser los primeros en cumplir este requisito mediante su preparación y compromiso, al tiempo que defienden con claridad meridiana, acciones y razones de nuestro movimiento.

 

3. Hacer las sumas y las restas del proceso electoral de 2018. En la algarabía del triunfalismo se festejan merecidamente los aciertos, pero rara vez el partido ganador se detiene a hacer la reflexión puntual sobre los errores cometidos en el camino. En política todo es pasajero. La contundencia del triunfo de 2018 produjo márgenes electorales sin parangón en la historia reciente y es por ello que hay que hacer una revisión minuciosa de los yerros: la elección de candidatos, la defensa jurídica del voto o la eficacia de la estructura electoral, más allá de que las y los mexicanos se volcaran a las urnas para cambiar el status quo imperante.

 

4. Consolidar a sus gobiernos locales como ejemplos de buen gobierno. Mientras la oposición se obstina en señalar las que a su juicio son las deficiencias de la 4T, el desafío central de nuestras administraciones es gobernar bien y comunicar mejor las acciones emprendidas, cumplir con todas las disposiciones de acceso a la información e ir más allá: implementar el Gobierno Abierto con todos sus principios (transparencia y rendición de cuentas, participación ciudadana, tecnología e innovación) en todos los niveles: federal, estatales y municipales.

Austeridad, honestidad y combate a la corrupción son el grado cero del gobierno abierto. El siguiente paso es hacer accesible el gobierno, pues solo los ciudadanos informados y conscientes de lo que implica cada decisión que el gobierno toma, pueden involucrarse activamente en la aplicación y mejoramiento de las políticas públicas.

En el gobierno, en menos de dos años se ha avanzado más que en varias décadas: hoy se atiende por ley a los desprotegidos: adultos mayores, discapacitados, jóvenes en cuyo horizonte no había un futuro promisorio, agricultores y madres de familia. Se aumentó el salario mínimo y se eliminaron los intermediarios de las políticas sociales. Se combate sin tregua a la corrupción y se hace realidad una máxima histórica: Por el bien de todos, primero los pobres.

No son menores los desafíos, pero estamos a tiempo de atenderlos a cabalidad. Hemos sido oposición en las condiciones más adversas. Hoy estamos a tiempo del autoexamen puntual que nos permita avanzar sin prisas pero sin pausas. De ese autoexamen dependerá en gran medida el éxito electoral del año que viene.

 

@dannerglez



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