Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Yahshua nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Yahshua, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Entonces Yahshua, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole.
Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Yahshua. Respondiendo Yahshua, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Yahshua le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Yahshua en el camino. Marcos 10:46-52.
El ser humano, tiene cinco sentidos básicos, y cada uno tiene distinta función que juntos construyen una imagen clara del mundo. Lamentablemente, el ciego Bartimeo tenía discapacidad de vista para poder percibir lo que acontecía a su alrededor, él estaba SENTADO A LAS AFUERAS DE LA CIUDAD, pidiendo habitualmente limosna; pero a pesar de faltarle la vista, sus oídos estaban abiertos percibiendo lo que acontecía en su entorno, y escuchó la multitud que pasaba por el camino, y en su desarrollado sentido del oído, supo discernir que el Señor Yahshua pasaba cerca y no desaprovechó la oportunidad de ser curado de su ceguera.
El ciego Bartimeo, a pesar de haber perdido la vista, él tenía la esperanza de ser curado por el Señor. Bartimeo había escuchado de los milagros que hacía el Maestro, y por haber oído tenía fe, porque la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Romanos 10:17).
Bartimeo escuchó de la gente que daba testimonio de las sanidades que hacía el Señor y clamó a gran voz para ser oído por el Maestro quién pasaba por el camino y clamó misericordia para su restauración.
Bartimeo el ciego, sabía que si el Señor lo escuchaba, tendría misericordia de él para sanarlo. Pese a las reprimendas que le hacía la multitud, el clamaba a gran voz, y al ser escuchado y llamado por el Señor, Bartimeo, SOLTANDO SU CAPA, RENUNCIANDO A SU ESTADO ACTUAL, vino al Señor Yahshua por su sanidad.
Entonces el Señor curó a Bartimeo devolviéndole la vista, y Bartimeo pudo seguir al Señor en el camino con libertad.
Lamentablemente, muchas personas están como el ciego Bartimeo, SENTADOS JUNTO AL CAMINO mendigando en la oscuridad de su alma.
Estas personas quizá algún día escucharon el evangelio de nuestro Señor, pero por seguir las cosas materiales del mundo, la palabra del Reino no prevaleció en ellas, dejándolas en profundas tinieblas, imposibilitadas para caminar en la verdad.
En la parábola del sembrador el Señor explica que los de JUNTO AL CAMINO son aquellos en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones. (Marcos 4:15).
Cuando oímos la palabra de Dios, y solo llega a nuestra mente y no la sustentamos en nuestra alma, esta se desvanece y queda la persona imposibilitada para tomar decisiones correctas conforme a la voluntad de Dios.
Entonces, es la ausencia de luz quien produce tinieblas y causa ceguera espiritual, y por consecuencia el pecado. De la misma manera, oír y no entender es ceguera espiritual; es una condición que tiene una persona cuando no puede ver a Dios o comprender su mensaje.
El Señor, concerniente al misterio del Reino de Dios, dijo: para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados. (Marcos 4:12).
Es pues el pecado el resultado de la ceguera espiritual, pero en el Señor Yahshsua encontramos la ayuda. Solo en Él, los ojos de los ciegos se abrirán, los presos saldrán de la cárcel, y los que moran en tinieblas verán la luz. (Isaías 42:6,7). El ciego Bartimeo aprovechó la oportunidad de la presencia del Señor para recibir su sanidad, y TIRANDO SU CAPA FUE A ÉL.
Ante la divina presencia del Señor, el alma en tinieblas tiene el adecuado momento de suplicar el favor de Dios y ella será escuchada. El Señor dice: clama a mí y yo te responderé. (Jeremías 33:3).
Es la fe quien mueve la mano de Dios; y es la fe quien nos lleva a SOLTAR LA CAPA quien nos hace estar sujetos a los pecados, aferrados a las tradiciones de los hombres, a las culturas, a la religión, al conformismo y a las falsas doctrinas que solo adormecen la conciencia y apagan el Espíritu.
Es la capa de los bienes materiales y las riquezas que nos mantienen atados y que nos impiden ir tras nuestra salvación, pero no desistamos. Habrá personas que, como al ciego Bartimeo, querrán reprendernos, querrán callarnos, impedirnos ir al Maestro, pero con más fuerzas tenemos que levantarnos y tirar la capa.
Muchos conocidos y familiares no aceptarán tú conversión, te van a discriminar, te darán la espalda, pero sigue adelante con fe para obtener tu victoria.
¡Escucha! Cuando la gloria del Señor se manifiesta es para marcar un antes y un despues. La ceguera espiritual huirá cuando la luz del evangelio del Señor se derrame sobre las tinieblas de nuestros corazones trayendo entendimiento y consejo, mostrando el camino en que debemos andar.
(Salmos 32:8). Es hora de que arrojes tu capa, aquella que te hacer estar atado en la ceguera espiritual. Ignora a aquellos que quieran reprenderte por ir en pos del Señor Yahshua.
Aléjalos de ti, has oído sordos, porque nadie va a responder por tu alma en el día del juicio. Corre por el perdón de tus pecados. Corre por tu salvación. Apresúrate a recobrar la vista espiritual. Continuará.
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