En este mes se cumplen 50 años del golpe de estado acaecido en Chile el 11 de septiembre de 1973, encabezado por el General Augusto Pinochet. Al homenaje que se le rindió en esa nación al mandatario derrocado asistió el actual presidente de México, quien declaró que Salvador Allende era un apóstol de la democracia, elogio que me pareció desproporcionado, ya que en opinión de algunos analistas Allende no fue un buen presidente.
Por esa misma razón considero que vale la pena revisar lo sucedido hace medio siglo bajo otro punto de vista diferente al de la historia color de rosa que han pretendido vendernos.
El doctor Salvador Allende, admirador de Fidel Castro Ruz e identificado plenamente con el marxismo, se postuló y compitió en cuatro ocasiones para la presidencia de esa nación. En la última elección obtuvo solamente el 36.63% de los votos. El candidato del Partido Nacional el 35.29% y el Partido Demócrata Cristiano 28.08%. Es decir, el 63.37% de los electores chilenos no votaron por él.
Como la diferencia entre el primero y segundo lugar era muy cerrada y ninguno de ellos alcanzaba la mitad más uno de los votos emitidos, de acuerdo con las leyes chilenas el Congreso debía seleccionar entre los dos candidatos mejor posicionados al que sería presidente de la república.
Para inclinar la balanza a favor de Allende los demócratas cristianos, de manera un tanto ingenua, firmaron con él un documento o estatuto donde se comprometía a hacer a un lado su radicalismo marxista y a respetar los derechos constitucionales. Obviamente el doctor Allende firmó pero no respetó lo pactado.
Tan pronto asumió el poder, puso en práctica su ideología extremista. Estatizó empresas, nacionalizó las minas de cobre sin pagarles a los propietarios indemnización alguna. Congeló los precios y subió los salarios por decreto sin una base económica que sustentara sus decisiones. Promovió invasiones de tierras y de empresas, algunas bastante violentas. Aumentó el déficit público del 1.4 % del al 23% del PIB. Algo similar, guardadas las debidas proporciones a lo hizo aquí el presidente Echeverría, otro admirador de Salvador Allende.
Como producto de las absurdas medidas económicas que tomó el Doctor Allende, la inflación subió en 1972 al 170% anual y se disparó al 606% en el año de 1973.
Como era de esperarse, la economía chilena, que era una de las más estables de Latinoamérica, se desplomó. Los productos de primera necesidad escasearon lo que generó un gran descontento entre la población, al grado de que 20 días antes de su derrocamiento el Congreso chileno emitió un acuerdo condenando el grave quebrantamiento del orden constitucional y legal de la república promovido por el Dr. Allende.
El 11 de septiembre de 1973 los militares lo derrocaron, iniciándose una dictadura muy criticada que duró 15 años y afectó las libertades, aunque indudablemente rescató la economía y la hizo florecer, lo que diluyó un poco el rechazo popular a un sistema de gobierno impuesto por medio de las armas.
Quisiera aclarar, para que no quede duda alguna, que las dictaduras de ningún tipo se justifican. Se habla de que hubo en Chile 3 mil muertos por la represión generada por los militares durante los 15 años que estuvieron en el poder y en ese mismo lapso 40 mil personas fueron afectadas en sus derechos humanos, incluso por tortura.
No obstante lo anterior, cuando hubo un plebiscito para decidir SI continuaba Pinochet al frente del país o retornaba esa nación al régimen democrático, el 44% de los chilenos aprobaron la permanencia del régimen militar.
Ganó el NO a la continuidad del régimen con el 56% de la votación. Pinochet aceptó el resultado y se retiró del cargo. Triunfó la vocación democrática del pueblo chileno.
Espero que ésta no se vea afectada con la llegada al poder del presidente Gabriel Boric, quien también se identifica con la corriente izquierdista radical, tan de moda y al mismo tiempo tan perjudicial para la economía, la democracia y la libertad de las naciones.
Ya intentó Boric hacer una nueva Constitución afín a su ideología socialista. El pueblo chileno rechazó mediante un plebiscito tal intento.
Veremos qué pasa en el mediano y largo plazo. Los chilenos tienen una ventaja sobre los mexicanos. Leen más y por lo tanto tienen una mayor cultura democrática.
Ojalá y en México se corrija el rumbo a tiempo para que no termine destrozada nuestra economía. El proyecto de presupuesto para el 2024 contempla en números redondos 1.5 billones de pesos para el pago de pensiones y medio billón de pesos para programas sociales, ya que es año electoral y MORENA quiere ganar a como dé lugar, incluso regalando dinero. Esto representa nada menos que el 22% del presupuesto.
Como los ingresos no alcanzarán, está planeando el Gobierno Federal pedir prestados 1.7 billones de pesos, lo que de aprobarlo el Congreso de la Unión implicará que la deuda de México crecerá un 60% en este sexenio, lo que hará que la nueva administración llegue en medio de una severa crisis económica.
Aparte súmenle las deudas de los estados. Estos no cantan mal las rancheras cuando se trata de pedir prestado.
Bastante grave, ¿no les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana.
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto | Aviso de Privacidad
Reservados todos los derechos 2023 |