En el despropósito de gobernar y en el arte de la política, junto al principio del derecho y la legalidad el del respeto a la vida en común, en el estado de Veracruz y en todo el país, existe un clima de intranquilidad en donde se ha perdido la capacidad de asombro entre propios y extraños.
El nivel de polarización entre grupos de poder, partidos políticos y de los que van a un lado y de los que le van al otro, parece un tema de nunca acabar.
Y como dice un viejo dicho de que la cortesía se da hasta en la guerra, aquí el recuerdo de aquella fría noche, cuando desde las trincheras soldados ingleses y alemanes, salieron a celebrar la navidad. Olvidando unas horas la confrontación, el conflicto, sí la guerra, para dar paso a esa bella canción de la noche de paz, que ha convertido en todo un himno de vida, alegría y de sentido hacia lo espiritual después del agobio, de que hay que estar siempre en una lucha de poder del uno contra el otro.
Asé es, que por fin se llega a esta noche de paz, y en donde por supuesto en muchos hogares de millones de mexicanos, con esa tregua de lo difícil de la vida con los altos costos de todo ante un hiper-inflación galopante, y a la poca solidaridad de quienes nunca se tocan el corazón para estar con los pobres, que llevaran a la mesa un humilde platillo de frijoles, salsa de chicharrón, tamales, tostadas, tortas, el atole y el clásico ponche con un poco de alcohol para enfrentar al frio y olvidar las penas.
Esta noche del perdón, y del superar todo lo malo de un año difícil, y de quienes, entre lágrimas y abrazos, tendrán que estar unidos solidarios para poder superar estos momentos difíciles, en donde la adversidad y la tragedia ha permeado de forma lamentable, pero que el tiempo favorablemente cura las heridas.
Que esta navidad. Signifique el encuentro con el Niño Dios, que renace en los hogares, en todos los corazones y que llega como ese bálsamo que cura todas las heridas y fortalece a cada persona, principalmente a los niños y las personas mayores, por las que hay que dar todo en los tiempos de pandemia, y en cualquier otro tiempo –recordar la película la vida es Bella con Roberto Benigni—de que todos hacen un esfuerzo por hacer que los niños tengan un entorno propio y adecuado a pesar de las adversidades y de todas las contingencias, con el poder de la fe en Jesús de Nazaret, se encuentra siempre la luz al final del tune.
Esta fecha sea inolvidable en el amor y la unidad de la familia, y que se renueve el espíritu para seguir caminando con alegría en esta vida, siempre de la mano de Dios, y de María, en este país que da una imagen de guerra, pero que en el fondo, también es parte de los que todos viven en muchas etapas de la existencia.
Y como diría don Sergio Morales Ortiz, ilustre veracruzano, narrador deportivo, “y por favor traten de ser felices”. Así sea. Así las cosas.
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