¡Ay, mi gente! Parece que el novelón de nuestro querido gobernador Cuitláhuac García Jiménez ha llegado a su última temporada, y créanme, el final es más intrigante que un capítulo de Cuna de Lobos.
Resulta que el jarocho, con su cabecita llena de ideas eléctricas, podría terminar dirigiendo la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee), según comentan los amigos columnista de la hermosa Xalapa.
Sí, sí, ya sé lo que están pensando: "¿Qué demonios es eso?" Pues, básicamente, será el encargado de decirnos cómo ahorrar energía al usar el ventilador, plancha, y hasta el microondas. Vamos, que ahora, el gobernador pasará de manejar Veracruz a decirnos que apaguemos las luces al salir de la casa. ¡Vaya ascenso!
Hay que recordar que aquí en Veracruz, no dejó títere con cabeza en cuanto a meter a la comadre, al primo, y hasta al perro en el gobierno. Cuando le preguntaron por el primo incómodo, salió con la puntada de que había que preguntarle a su abuela... ¡Que en paz descanse! Claro, la señora ya no podía confirmar ni desmentir nada. ¡Qué manera tan elegante de lavarse las manos!
Ahora, en su nuevo posible huesito en la Conuee, la cosa se le pone más difícil. Ya no tendrá el lujo de llenar oficinas enteras con la familia, los compadres y hasta el vecino de la cuadra.
Nomás seis espacios, gente. Cinco coordinaciones y una unidad de administración y finanzas. ¡Imagínense! Va a tener que hacer malabares para acomodar a todos sus cuates. ¿Qué será de aquellos que en Veracruz tenían oficina con vista al mar? Ahora, a ver cómo se reparten la tacita de café en la Ciudad de México.
Y para colmo, el presupuesto de la Conuee es de apenas 103 milloncitos de pesos.
¡Una limosnita comparado con los 163 mil millones que manejaba en Veracruz! Uno pensaría que con esa diferencia, mejor regresaría a dar clases a la Universidad Veracruzana. Total, si ya sabe cómo es eso de explicar cosas complejas y convencer a la gente de que todo está bien, ¿no? Al menos ahí no tiene que preocuparse por repartir puestos ni por las cuentas grandes.
Pero bueno, ya veremos si el ingeniero mecánico eléctrico con especialidad en enchufes y apagadores se las ingenia para mantener encendidos los pocos focos que le quedan.
¿Y todo este alboroto por un "huesito" tan chiquito? ¡Por favor! Uno esperaría que con tanto escándalo, lo mínimo sería un puesto en la CFE o en Cenegas, pero no, parece que lo mandaron a jugar con los cables y los focos.
Claro, como buen veracruzano, Cuitláhuac no pierde la oportunidad de hacerse el interesante.
Que si se va en agosto, que si en septiembre o, quién sabe, tal vez hasta diciembre, dependiendo de cómo amanezca el café de La Parroquia. Mientras tanto, sus colegas gobernadores ya están listos para mudarse a sus nuevos palacetes burocráticos, pero él sigue en su juego de las escondidillas políticas.
En fin, amigos, el show debe continuar. Quién diría que nuestro gobernador terminaría de "técnico" y no de político.
La historia de Cuitláhuac parece más bien la de un electricista que se quedó sin foco en medio de la repartición de huesos.
Y nosotros, mientras tanto, seguimos esperando que al menos nos deje la luz pagada del Palacio Estatal. ¡Pa’ que vean!
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