Dos filósofos discutían sobre la apariencia y la traición, mientras el primero decía que
No es lo mismo; ser que parecer.
Pues hay quienes quieren aparentar lo que nunca serán porque; visten, gastan, presumen o se dicen ser lo que no tienen.
Por tanto el ser auténtico, es en esencia la actitud, la conducta, el trato a los demás, la ética y la personalidad ellas seran las que hablen de quién eres, que eres y quién serás mañana.
El segundo opinaba que Ser tolerante con quién difiere de tus opiniones; mantener la calma cuando sabes que hablan mal de ti a tu espalda y, cuando están frente a ti o te hablan con lisonja;
Guardar tu distancia con ese que no se atreve a decirte de frente su opinión, con quién siempre está fingiendo estar de tu lado y quién más temprano que tarde se convertirá en el gran traidor.
En eso estaban cuando un pastor que llevaba su rebaño de ovejas, les dijo; perdonen señores filósofos, no pude evitar escucharles, aquí donde me ven alguna vez tuve de todo, ahora solo me preocupo por esta rebaño de ovejas, y saben algo ,aquí dejé de discutir de hacer rabietas sin motivos, de escuchar a los necios y de convivir con ignorantes, ahora solo escucho el balar de mis borregos , el ladrido de mis perros , y la brisa del viento fresco, la maravillosa oportunidad de sentir cada mañana la luz del sol que baña mi cara ...ahora soy Feliz lejos del mundanal ruido...
Los filósofos callaron, bajaron la cabeza y sin decir más se alejaron por distintos caminos, dubitativo uno de ellos , pensaba; y si el ovejero tenía razón... el otro cavilaba; al final solo nos espera , un frío hueco en la olvidada tierra de Los muertos... este último repentinamente dio la vuelta gritando al ovejero; por favor dame uno de tus borregos gran filosofo, creo que en adelante también seré un ovejero...
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