En medio de un paisaje económico mundial en constante transformación, el proceso de desdolarización ha surgido como un actor central que arroja sombras de incertidumbre sobre el futuro del nearshoring en México. El análisis del Bank of America (BofA) destaca la relevancia de México como un candidato natural para el crecimiento económico, gracias a factores como su ubicación estratégica, estabilidad macroeconómica y ventajas en fabricación y mano de obra. Sin embargo, las corrientes de desdolarización podrían teñir este panorama de oportunidades con tonalidades de incertidumbre.
La desdolarización, un fenómeno multifacético que abarca desde cambios comerciales a corto plazo hasta transformaciones financieras a largo plazo, plantea desafíos significativos para el proceso de nearshoring en México. Las tensiones comerciales globales, particularmente entre Estados Unidos y China, han impulsado esta dinámica, afectando la estabilidad de las cadenas de suministro y generando una compleja red de decisiones empresariales.
El atractivo de México como destino para el nearshoring se ve reforzado por el Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), pero la desdolarización introduce un elemento de riesgo que podría alterar las dinámicas empresariales. La inversión de empresas como Tesla y General Motors en México resalta el interés inicial, pero la cautela respecto a la desdolarización podría influir en futuras decisiones de inversión y expansión.
James Salazar, subdirector de análisis económico de CIBanco, señala los retos que enfrentan las empresas que apuestan por el nearshoring en México, desde costos y conectividad hasta talento y seguridad. Estos desafíos, combinados con la incertidumbre generada por la desdolarización, delinean un escenario en el que las estrategias comerciales deben ser ágiles y adaptativas.
La anacrónica dolarización propuesta por el presidente argentino Milei, aunque peculiar, destaca la complejidad de las respuestas que los países pueden buscar en medio de los cambios globales. Mi columna subraya que, mientras algunos buscan soluciones específicas, la desdolarización es un fenómeno que abarca distintas formas y que está en marcha a nivel global.
En este contexto, México se enfrenta a la dualidad de ser un destino prometedor para el nearshoring y, al mismo tiempo, estar sujeto a los vientos de cambio asociados con la desdolarización. La adaptabilidad y la capacidad de mitigar los riesgos asociados serán clave para que México continúe capitalizando su superpeso y las oportunidades del nearshoring en un entorno económico global en constante evolución y con un mercado financiero sumamente volátil.
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