Sin existir todavía un evento de notificación oficial, durante el fin de semana circuló la presunta designación de Lorena Martínez Cabrera como nueva directora general del Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos (ITESCO).
Una asignación académica que despierta serias dudas sobre el futuro de la institución y la educación tecnológica en el sur de Veracruz, ahora que se ha puesto de moda que los centros escolares serán un eje central en el desarrollo del Corredor Interoceánico.
Con un perfil que se distingue más por su alineación política que por su experiencia en educación tecnológica, la elección de Martínez se suma a una cadena de nombramientos que ha expuesto al ITESCO a intereses partidistas, sin un compromiso claro con la excelencia académica.
Martínez Cabrera, quien se desempeñó como directora de bibliotecas en la administración de Víctor Manuel Carranza, en una gestión sin pena ni gloria, reflejó que parecía carecer de objetivos estratégicos.
Sobre todo, en un espacio que requiere una interacción social brutal para fomentar la lectura y la cultura en todos los estratos sociales de Coatzacoalcos.
Fue una directora que sí tuvo "una caja chica" asignada desde el ayuntamiento y que, según colaboradoras, nunca la ejerció para el bien común.
Su posterior rol como representante de Morena en el OPLE y el INE la asocia aún más a un partido político, lo cual arroja sombras sobre su capacidad para manejar una institución que exige neutralidad y visión a largo plazo.
Lorena también fue maestra de la Universidad Sotavento. Como exprofesora universitaria, se asegura que dejó tan poca huella en su paso por la academia que ni un par de sus exalumnas, ahora reporteras, recuerdan qué materia impartía. ¿O será acaso que las ahora reporteras no entraban a clases?
El ITESCO, como muchos institutos educativos, ha sido instrumentalizado por distintas administraciones, cada una dejando su huella partidista, desde el priismo, panismo y ahora con Morena.
La llegada de Martínez, aparentemente impulsada por grupos políticos vinculados a una exdiputada local de Morena, parece augurar una continuidad en el uso político del instituto en lugar de una transformación hacia la excelencia educativa.
Ya en 2019, en el arranque de un ciclo escolar, Lorena estuvo en el ITESCO en representación de la regidora de Educación, Eusebia Cortés Pérez, tiempo en el que fungía como Directora de Bibliotecas. Es lo que relatan las crónicas del momento.
Además, su antecesor, Bulmaro Salazar Hernández, también llegó al puesto respaldado por conexiones políticas, y ahora se despide de manera poco profesional, solicitando empleo y publicando su hoja de vida en redes sociales.
La pregunta que surge es si ITESCO seguirá siendo un peón en el tablero político o si Lorena Martínez asumirá su rol con la independencia y compromiso que tanto necesita la educación tecnológica en Coatzacoalcos.
La comunidad educativa y la sociedad esperan resultados que trasciendan los intereses partidistas; por lo pronto, habrá que darle el beneficio de la duda.
La administración de Minatitlán, liderada por Carmen Medel Palma, ha acumulado tensiones no solo con sus ciudadanos, sino también con sectores clave de la sociedad local.
Desde su inicio, su mandato se ha caracterizado por una relación áspera y solitaria, ya que Medel optó por una gestión de círculo cerrado, apoyándose en colaboradores mayormente inexpertos y externos, una decisión que ha deteriorado su vínculo con la comunidad.
A menos de un año de finalizar su gestión, resulta improbable que Medel logre reconectar con los ciudadanos.
El descontento en torno a su mandato crece mientras persisten acusaciones de presunto enriquecimiento por parte de algunos funcionarios.
Muchos consideran que su administración ha sido de oportunidades personales antes que de servicio público, y estas percepciones quedan reforzadas por la reciente disputa con la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) en medio de una crisis humanitaria.
En un momento de emergencia por inundaciones, el Ayuntamiento de Minatitlán publicó un comunicado que dejó claro su distanciamiento de la SEDENA en la entrega de despensas a familias afectadas.
"El Gobierno Municipal de Minatitlán se deslinda de las despensas entregadas por la SEDENA", rezaba el documento, que además especificaba que la administración local "no tiene relación" con los apoyos distribuidos por la Defensa Nacional.
Esta falta de coordinación, en un contexto de necesidad y vulnerabilidad de la población, no solo mostró una desconexión entre el gobierno municipal y las fuerzas armadas, sino que también evidenció conflictos personales entre Medel y altos mandos de la zona militar, como la 29 Zona Militar y el 45 Batallón.
La SEDENA, disciplinada y comprometida con la labor institucional, no suele responder a protagonismos políticos.
No obstante, tras la polémica, el Ayuntamiento emitió un segundo comunicado anunciando una "Coordinación Efectiva para el Apoyo a Familias Afectadas por Inundaciones", reflejando un esfuerzo tardío de acercamiento con la SEDENA.
El episodio representa un momento inédito en Minatitlán: nunca antes se había hecho pública una confrontación entre autoridades municipales y el Ejército, y menos aún en plena emergencia.
Esta serie de desencuentros expone, en última instancia, la falta de experiencia y habilidad política de la administración de Medel para manejar crisis, sumando otra crítica a una gestión ya desgastada.
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