Mientras los principales actores políticos están preocupados por las próximas elecciones y buscan conseguir adeptos y votos regalando a manos llenas dinero público, anunciándose en espectaculares y haciendo giras innecesarias con cargo al erario para promocionarse, hay quienes estamos bastante preocupados por el futuro del país.
Las razones son obvias. México se sigue endeudando y mucho. La infraestructura pública continúa deteriorándose por falta de mantenimiento. El sistema educativo es cada vez más deficiente porque la SEP fue infiltrada por ideólogos marxistas que están bajando la calidad de la educación e impulsando libros de texto con una marcada carga ideológica de tipo socialista.
Ahora todos los alumnos serán aprobados, aunque no hayan aprendido nada. Es más, proponen también que ya no se pase lista de asistencia. ¡Viva el desorden, el caos y la mediocridad!
El sector salud sigue en picada. En nada se parece al sistema de Suecia que nos prometieron al comenzar el sexenio. La salud de los mexicanos está ahora peor que en la llamada época neoliberal.
La inseguridad va al alza, lo mismo que la inflación y el desempleo.
La economía sigue a la baja.
En el norte del país no hay agua y la población sigue creciendo y sufriendo la escasez. Hace años que no se invierte en México lo suficiente en obras hidráulicas, tratamiento de aguas residuales, captación de agua de lluvia y reforestación sustentable que no arrase con la vegetación existente para sembrar árboles que quién sabe si se lograrán.
Se continúa permitiendo el ingreso al país de decenas de miles de indocumentados que pretenden llegar a los Estados Unidos. Esa nación no los dejará pasar y se nos quedarán aquí, agravándose nuestros problemas de desempleo e inseguridad. ¿Qué pretenden con estas políticas tan absurdas?. ¿Que colapse todo?
Las recientemente inauguradas obras emblemáticas de esta administración, hechas a puro sentimiento y sin estudios previos suficientes, no están dando los frutos esperados, no son rentables y no generarán recursos para recuperar lo invertido. El AIFA tiene muy pocos vuelos por su lejanía y difícil acceso.
Falta mucho para que la refinería de Dos Bocas comience a funcionar.
La construcción del tren maya arrasa con la selva y destruye los ecosistemas.
Además, los costos de esas obras se fueron a las nubes y la trasparencia brilló por su ausencia, porque la mayoría de los contratos se otorgaron por asignación directa.
El sistema de pensiones es insostenible. Los intereses de la deuda crecen y se tiene que pedir prestado para pagarlos. Se pensiona a quienes nunca aportaron nada para su jubilación.
Si ya había problemas para pagarles a quienes sí cotizaron en el IMSS, en el ISSSTE y en el IPE; ¿de dónde sacarán tanto dinero para pagarles a quienes jamás cotizaron?.
Por si fuera poco, la equivocada política de pelearse innecesariamente con nuestro principal cliente y vecino pone en riesgo la economía nacional. Si dejan de vendernos combustibles y nos cierran la frontera; si nos imponen aranceles a lo que les vendemos o nos sancionan por incumplir los acuerdos firmados en el T-MEC, si gravan con impuestos las remesas; en cuestión de días o semanas se colapsaría el país. En lugar de darles una respuesta seria, formal, diplomática y a la altura de las circunstancias, se le responde al gobierno de Estados Unidos con una canción de Chico Ché, lo cual resulta hasta infantil, poco serio y de mal gusto.
¿Qué necesidad tenemos de andar comprando pleitos ajenos defendiendo a dictadores?. ¿Qué ganamos boicoteando la Cumbre de las Américas? y ¿Qué conseguimos proponiendo el desmantelamiento de la Estatua de la Libertad?.
La administración actual ya perdió el rumbo y está creándonos problemas de muy difícil solución.
Con tantas ocurrencias y bravatas, los norteamericanos empezarán a cobrarnos pronto los agravios.
La mayoría de los problemas que ahora afrontamos eran evitables, pero faltó visión, sensatez, capacidad y mesura de nuestro gobierno. También faltó mayor participación y responsabilidad ciudadana a la hora de elegir a nuestros gobernantes. Se votó con la víscera, no con el razonamiento.
Caímos de la sartén de la corrupción al fuego del populismo y la improvisación. Lo peor es que la corrupción no se erradicó. Ahí sigue vivita y coleando.
Pobre México con tantas calamidades que pudieron evitarse a tiempo.
¿No les parece a Ustedes?.
Muchas gracias y buen fin de semana.
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