El progreso, el crecimiento económico o la generación de riqueza han estado vinculados siempre a la explotación de la naturaleza. El actual modelo de producción y gestión de recursos, bienes y servicios está llevando al planeta a una situación insostenible, además de incrementar notablemente la desigualdad.
Las desigualdades que existen entre los países pueden acentuarse más si no hacemos algo para frenar los efectos del cambio climático. Construir un planeta sostenible, resiliente y equitativo es responsabilidad de todos para frenar las desigualdades climáticas.
Sin embargo, no se produce ni se consume por igual en todas las partes del planeta. La desigualdad también se hace latente en las posibilidades de crecimiento de los países más pobres, en cómo se consume en los más ricos o en la dependencia de los combustibles fósiles, entre otros factores. Además, los efectos del cambio climático son mucho más notables en países con menos recursos, lo que aumenta aún más la desigualdad.
Pese a los diferentes escenarios, nos encontramos ante una única realidad, todos compartimos el mismo planeta y de todos depende su cuidado; el desarrollo sostenible implica promover un crecimiento económico que genere riqueza equitativa para todos sin dañar el medio ambiente.
El Banco Mundial estima que las ganancias generadas por la explotación de recursos no renovables (combustibles fósiles y minerales), así como por la sobreexplotación de bosques por sí sola, contribuyen al 2.5% de la producción económica mundial, es decir, 2.2 billones de dólares. Sin embargo, en los países en desarrollo la cifra aumenta hasta el 10.7% del PIB, y en algunos países se contribuye hasta el 54.9% de su PIB en la extracción de estos recursos.
La desigualdad también se hace latente en los efectos del cambio climático, ya que su impacto no se experimenta de la misma forma alrededor del mundo, siendo los países tropicales lo más afectados, la desigualdad en un mundo en rápida transformación, el cambio climático ha hecho a los países pobres más pobres; si no se toman medidas de inmediato, millones de personas pueden acabar en la pobreza en 10 años. Si la temperatura sigue subiendo, la desigualdad también crecerá.
Por suerte, los acuerdos tomados en la pasada COP28 en Dubái, indican que los gobiernos y las instituciones ya han puesto manos a la obra y han comenzado a tomar medidas para conseguir una economía neutra en emisiones, que proteja la biodiversidad y que contribuya a construir sociedades más equitativas y resilientes.
La construcción de un nuevo modelo económico requiere que los gobiernos y las empresas reconozcan el tremendo potencial que ofrece invertir en la naturaleza en lugar de agotar sus recursos no renovables.
Nos encontramos en una coyuntura crítica para el futuro de la humanidad. Ahora es el momento de abordar la emergencia climática y de movilizar la solidaridad y el liderazgo necesarios para que se produzca el cambio hacia un desarrollo sostenible.
Es la única opción para reconstruir al planeta y lograr una sociedad justa.
#CambiaUnaAcciónCambiaTodo.
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