Aferrándonos a la fe

En realidad, “sin fe es imposible agradar a Dios. Cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes le buscan”. (Sagradas Escrituras).

Nada más triste que escuchar hablar a una persona que no tiene fe. Su existencia es vacía, no valora su vida y ve problemas por todas partes.

Esa carencia le ocasiona sentirse sola. No cree en el amor en ninguna de sus formas, ni cree en nadie. Lo más triste es que Dios no cuenta en su vida para nada.

Cuando la fe anida en nuestro corazón, hay la certeza de que, a pesar de que vamos a pasar por conflictos y diferentes situaciones por el hecho de estar viviendo en un mundo caótico, Dios está con nosotros. El será nuestro refugio en medio de las tormentas. Así que los temores se disipan al pensar que con su ayuda vamos a salir adelante.

Se cuenta que un rey recibió como regalo dos halcones, que a su vez entregó para que fuesen entrenados. Pasados unos meses llamó al entrenador para saber cómo se encontraban, a lo que éste le comentó: “uno mi señor está perfectamente, pero el otro, por más que trato, no quiere moverse de la rama”.

Al día siguiente el rey lo pudo constatar. En la rama estaba parado el halcón sin moverse. Entonces, buscando una solución hablo al pueblo y dijo: “si alguien logra hacer volar al halcón, lo recompensaré”.

¡Oh sorpresa! Por la mañana vio desde su ventana al halcón, volando ágilmente por su jardín. El rey quiso saber que había pasado y mandó traer al campesino que había logrado tal hazaña.

Al preguntarle cómo había logrado que el halcón volara, el simplemente le dijo: “su majestad, lo único que hice fue cortar la rama, y así el ave se dio cuenta que podía volar”.

Sí, se necesita salir de la zona de confort para afianzarse en la fe y tener el coraje necesario para salir adelante. Por supuesto, con la ayuda de Dios. Sólo de esa manera podremos dejar los miedos y no pensar en nuestras limitaciones. Tal vez haya que correr riesgos, pero es a través de la fe que podremos sortear los más embravecidos mares, recordando que quien navega con nosotros, ni duerme, ni se amedrenta.

Todo lo podemos lograr con Dios, que es nuestra fortaleza. Tal vez en este momento estamos pasando por alguna situación complicada y desesperanzadora, donde no vemos una salida.

Sin embargo, no olvidemos que Dios siempre camina con nosotros y que al final del oscuro túnel veremos la hermosa luz, que es la maravillosa presencia de nuestro Dios.

Él nos alienta para no dejarnos vencer. Sólo nos pide afianzarnos en la fe y confiar en lo que Él ya está haciendo. No olvidemos que nos prometió estar con nosotros todos los