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Tren Interoceánico: En esta fecha fue la primera vez que un tren viajó de Coatzacoalcos a Salina Cruz
Carlos V posiblemente fue el primer hombre en vislumbrar la cuestión de las comunicaciones interoceánicas
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Carlos V posiblemente fue el primer hombre en vislumbrar la cuestión de las comunicaciones interoceánicas. En 1533, con su recomendación, Hernán Cortés exploró en el Istmo de Tehuantepec, el gran río Coatzacoalcos hasta donde nace, anticipando que esta zona baja y estrecha iba a ser estratégica. Años luego de la Colonia, fue por medio del antiguo Marquesado, territorio entregado a Cortés por el rey en el valle de Oaxaca, que el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec (FNT) iba a marcar su traza. Durante el siglo XIX, la cuestión de la ruta del istmo será tratada negociada y maltratada por la inestabilidad política del país. La vía férrea fue edificada en el porfiriato encabezada por empresas privadas de Estados Unidos.
En julio de 1894, el ferrocarril cruzó por primera vez los 310 kilómetros que separan Coatzacoalcos de Salina Cruz; pero esta línea tenía estructuras provisionales, puentes de madera y tramos sin balastre, motivo por el cual el gobierno de ese entonces optó por una asociación con S. Pearson, la cual estaba comprometida a librar un ferrocarril de puerto a puerto, además de trasladar los talleres y despachos instalados en Coatzacoalcos, a un lugar con mejor ubicación en esta ruta, en donde “se construirían edificios adecuados para las oficinas, los funcionarios y empleados, casas para los guardavías y las cuadrillas de reparación”.
Este sitio, los ingenieros lo ubicaron en el kilómetro 204, cercano de la división de las vertientes generales del istmo, en el rancho de Rincón Antonio, un área montañosa y salubre, en donde los vientos del norte y del sur soplan constantemente. A finales del año 1899, la S. Pearson construye sobre los ríos Jumuapa, Sarabia, Malatengo y Tehuantepec nuevos puentes metálicos de tecnología y estructuras estadunidenses; y a lo largo de la línea que se daría a conocer con el nombre clave de Línea Zeta, edificaron casas, talleres, bodegas y pequeñas estaciones de paso, con piedra, tabique y miradores. Más adelante, se dedican de lleno a las instalaciones maestras del kilómetro 204, y en un estimado de cinco años, el rancho se convierte en un pueblo ferrocarrilero.
El 31 de agosto de 199, la estación de ferrocarril de Matías Romero Avendaño, Oaxaca, cerró de forma definitiva sus puertas, Ferrocarriles Nacionales de México dejó de prestar el servicio y liquidó a los empleados que estuvieron dispuestos a firmar su retiro voluntario.
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