Con su canasta llena, sin haber vendido ni un solo volován, todo sudado por el calor infernal del día, José llegó a la fiesta, ofreció de jamón con queso, de choriqueso, de pollo y de piña, nadie le compró.
En el Día del Internacional del Trabajo, con la celebración en todo lo alto, José, vendedor volovanes, se rayó y es que lo vio el líder, y ordenó a una de sus secretarias comprarle los volovanes a José, quien se puso a chambear, y en charolitas, acomodó de a cinco las piezas y las colocó en la mesa principal, Mientras el líder y sus secretarios generales, saludaban a la concurrencia, en general obreros y empleados de empresas constructoras de la región sur de Veracruz,
Lo que podría parecer un milagro para José fue un día productivo ya que traía en su canasta 50 volovanes que le redituaron ese día 1000 pesos, para cubrir sus necesidades de comida y para surtirse de más material para sus volovanes y salió de la comida muy feliz.
Lo que para mucha gente es novedad, para quienes se han cruzado en el camino, en algún evento obrero con Carlos Vasconcelos Guevara y venden algún producto comestible, como tamales, empanadas, nieves, paletas, ahí mismo les compra su producción y lo hace por ayudar a las personas en su economía familiar.
Valentín ALOR VÁZQUEZ/Imagen del Golfo
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