La Mara Salvatrucha, mejor conocida como MS-13, es una violenta organización delictiva con presencia global que ha generado alarma en Estados Unidos y Centroamérica, con una base significativa de operaciones en El Salvador, Honduras y Guatemala.
Con origen en Los Ángeles, California, a principios de la década de 1980 y fundada por inmigrantes de El Salvador durante la guerra civil del país, la banda ha crecido en número y se ha expandido geográficamente. Su accionar delictivo abarca extorsión, secuestros, narcotráfico, tráfico de armas y homicidios, y se distinguen por sus prominentes tatuajes.
En marzo de 2022 una serie de 87 asesinatos atribuidos a pandillas en El Salvador llevó al presidente Nayib Bukele a declarar una “guerra” contra estas estructuras bajo un polémico régimen de excepción. Este estado de emergencia ha resultado en la detención de más de 74 mil sospechosos de ser miembros de pandillas, aunque siete mil han sido liberados.
El apoyo popular a las medidas de Bukele es alto, con encuestas revelando que casi el 90% de los salvadoreños sienten seguridad bajo el régimen excepcional, impulsando así la popularidad del presidente, quien actualmente está en licencia y busca la reelección en febrero.
El MS-13 enfrenta diversos esfuerzos de los gobiernos por desmantelar su red, que se complica por su estructura descentralizada y habilidad para reclutar jóvenes en comunidades marginadas. La lucha contra este grupo se ha intensificado, especialmente después de la escalada de violencia en 2022, la cual ha testeado las estrategias de seguridad de Centroamérica y la política anti-gangas en la región.
Las estrategias para combatir a la MS-13 destacan la complejidad de enfrentarse a una agrupación que no solo está consolidada, sino que también se ha arraigado en las comunidades más vulnerables. Con miles de miembros a nivel global y un alcance que se extiende a lo largo del hemisferio occidental, las autoridades continúan enfrentando desafíos significativos en su lucha contra esta banda criminal.
En las últimas semanas, se ha dado a conocer presencia de esta pandilla que estaría amedrentando a migrantes centroamericanos a su paso por Coatzacoalcos, con extorsiones, asalto y hasta incluso se han reportado agresiones con machete.
Esta situación ha alarmado a los vecinos de estas colonias aledañas al puente de la Avenida Uno, expresando la problemática a funcionarios federales, pues estos delincuentes, han tomado represalias causando destrozos en autos, entre otros actos vandálicos.
El Observatorio Ciudadano de Coatzacoalcos que dirige Renato Riveroll, hizo un llamado el pasado jueves a los tres órdenes de gobierno, para crear estrategas urgentes contra estos grupos delictivos, y evitar que la violencia se extienda a más zonas de este municipio.
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