En 1879 llegó a la Barra de Coatzacoalcos el norteamericano George Tyng, para hacerse cargo de las obras del Ferrocarril Interoceánico de Tehuantepec. Para poder construir los edificios del ferrocarril y tener el espacio necesario para los patios de maniobras Tyng trató de comprar las casas y terrenos, pero la mayoría de residentes no tenían documentos que ampararan la posesión de sus casas.
En tiempos coloniales ese mismo espacio perteneció a la hacienda de Mapachapa, y la familia Lara argumentaba la posesión de esos mismos terrenos, amparada en viejas mercedes virreinales concedidas al relator de la Real Sala de la Nueva España.
Para darle un viso de legalidad, Tyng compró a la familia Lara, a precio muy bajo, todo ese espacio, denominado Hato de la Barrilla. Sin embargo, los vecinos se negaron a desalojar, escudados en la entrega que hizo el general Tomás Marín cuando trató de fundar Ciudad Colón. Tyng se vio obligado a comprar sus casas y predios también a los vecinos, pero algunos se resistieron a vender, por lo que el norteamericano pidió al gobierno federal expropiar esos predios.
La expropiación procedió pronto, y supuestamente Tyng pagó los terrenos al precio que el valuador determinó. Su idea era crear una colonia industrial en Coatzacoalcos, pero esas compras las hacía al margen de la compañía del ferrocarril, aunque con dinero de la propia compañía y sin dar cuenta de ello.
Tyng planeaba terminar las instalaciones portuarias, hacer un muelle para importar carbón mineral, planificar las calles de la colonia, construir tranvías, instalar desagües, y dotar de todos los servicios públicos a la futura población, a la que llamaría Puerto González, en honor al presidente Manuel González. Por órdenes suyas los ingenieros Haviland, Tito Rosas y Dreumon realizaron el trazo de una población con amplias avenidas.
El 14 de diciembre de 1881, desde Orizaba, el congreso decretó la creación del municipio de Goatzacoalcos (sic), que constaba de sólo dos congregaciones, Coatzacoalcos, que sería la cabecera, y Tonalá. El decreto se publicó el 22 de diciembre de ese año, y ordenaba que el tercer domingo después de su publicación se efectuaran las elecciones para nombrar a las autoridades locales. Como la población era poca e insuficiente para crear un nuevo municipio, se dispensaron los requisitos legales.
De esa manera, en enero de 1882 se eligió el primer cabildo, quedando como alcalde Ambrosio Solorza, como síndico Fernando Venero y como regidor Eduardo Rueda. Como la nueva cabecera municipal carecía de fundo legal y ejido, se determinó que el gobernador del Estado señalase tanto los límites como los predios a expropiar.
Este fundo legal tendría seiscientas varas por cada viento, más el ejido, que no podría pasar de medio sitio de ganado mayor. Estas medidas se dieron siguiendo las viejas leyes coloniales, que especificaban la extensión de fundo legal y ejidos de los pueblos.
MOMENTOS HISTÓRICOS
SEPARADOS POR 3 SIGLOS
Aunque se quiere ver a Coatzacoalcos como una continuación de la Villa del Espíritu Santo, no hay un vínculo directo entre ambos, y responden a dinámicas, espacios y momentos históricos diferentes. La intención decimonónica de usar el Istmo para el traslado de mercancías entre ambos mares por ferrocarril, dio pie a la erección de la ciudad actual de Coatzacoalcos, pero entre ella y la Villa del Espíritu Santo median casi tres siglos. Lo único que comparten es el nombre y su posición estratégica.
En el nuevo Coatzacoalcos el trazo de la ciudad que ordenó George Tyng se respetó a grandes rasgos. La población quedó encuadrada por el mar, al norte; el río Coatzacoalcos, al este, y las vías, el puerto e instalaciones férreas, al sur.
Las calles se nombraron de este a oeste como sigue: junto al río se dejó una franja ancha irregular que servía de malecón y se nombró como calle de Colón. Siguiendo de este a oeste, estaban las calles de Tyng, Morelos, 5 de Mayo, 16 de Septiembre, Allende y Guerrero, para cerrar con la calle Bravo. Hasta allí terminaba la ciudad por el poniente. Perpendicularmente estaban las calles, de norte a sur: De los Saltos (aunque en algunos planos aparece como De los Santos); siguen Lerdo, Porfirio Díaz, Llave, Zaragoza, Juárez e Hidalgo, para cerrar con la calle del Ferrocarril, a partir de la cual todo el sur pertenecía al ferrocarril, al puerto y a los HOTEL COLÓN, el primer hotel y restaurant de Coatzacoalcos.
Entre las calles Tyng, Colón, Hidalgo y Juárez, estaba el mercado, en tanto que la plaza principal y oficinas municipales quedaron entre Zaragoza, Llave, 16 de Septiembre y 5 de Mayo. Varios de los nombres se han preservado, mientras que otros se cambiaron con el paso del tiempo. El primero en ser desechado fue el nombre de Tyng, que se sustituyó por 2 de Abril, exaltando al general Porfirio Díaz, por ser una fecha emblemática en su trayectoria militar.
PRIMERA DÉCADA
DE EXISTENCIA
Durante sus primeros diez años de existencia, entre 1881 y 1890, la nueva población poco a poco fue creciendo. En 1886 Coatzacoalcos apenas tenía 532 habitantes, mientras que su congregación adscrita, Tonalá, contaba con 280. En comparación, la cabecera cantonal de Minatitlán tenía 1,003 habitantes. El naciente Coatzacoalcos era un pueblo grande y solitario que dependía al cien por ciento de los trabajos ferroviarios y del movimiento portuario que provocaba.
La mayoría de casas eran de directivos y trabajadores del ferrocarril, pero poco a poco fueron llegando familias procedentes de Acayucan, Jáltipan, Ixhuatlán y de varios pueblos de Tabasco. Las distintas compañías que se remudaban para continuar las vías férreas tenían un pequeño hospital que era exclusivamente para sus trabajadores. Las calles, anchas y arenosas, eran iluminadas por las noches por farolas instaladas por la compañía del ferrocarril, aunque luego quedaron a cargo del ayuntamiento. Pronto se fundaron tres escuelas, dos para niños y una para niñas. De hecho, en todo el cantón sólo había tres escuelas para niñas, pues
además de Coatzacoalcos, las había también en Minatitlán y Cosoleacaque. La garita o casamata fue comprada por George Tyng, pero vuelta a ocupar por el ayuntamiento, que la rehabilitó en 1889 para usarla como cárcel; en 1890 sólo había cuatro policías para atender todo el municipio.
Para entonces la gente viajaba regularmente por ferrocarril en el ramal de Coatzacoalcos al Juile, para de allí ir a San Juan Evangelista en un trenecito provisional llamado la Autovía. De San Juan viajaban a Juanita, donde otro ramal férreo los llevaba a Tierra Blanca, para desde allí viajar a Veracruz o a la ciudad de México, vía Córdoba. Ese trayecto podía durar entre 10 y 15 días. Con el ferrocarril circulando, era frecuente que la gente de Acayucan, Ojapa, Soconusco, Jáltipan y Chinameca viajaran a comprar o vender a Coatzacoalcos.
Coatzacoalcos pronto cuadruplicó su población. Para la última década del Siglo XIX ya rondaba los dos mil habitantes.
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