Para muchos el nombre de Eduardo Rubio Torres pasa desapercibido, pero él es la persona que por iniciativa propia se encarga de alimentar a las iguanas ubicadas en el Paseo Ribereño, que desde dos años con cuatro meses lo hace diariamente.
“Me dan en 30 pesos diarios lo que salga, tres, cuatro bolsas, cajas, porque son un promedio de cien iguanas y esto tiene una importancia porque es como un recreo turístico, aquí se va a haber todo el día gente con niños viendo (a las iguanas)”, señaló Rubio Torres.
A decir de don Eduardo, a pesar de que se trajeron a las iguanas de la Central Camionera, siguen desapareciendo los ejemplares más grandes, recibiendo oídos sordos de la Secretaría de Medio Ambiente y Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, así como la Dirección de Protección Animal.
“Los visité a ellos para que se hicieran cargo de alimentar a estas iguanas… y se han negado a aceptar que existe este santuario de las iguanas…yo le recomendaría al secretario de Turismo Municipal que se dieran la vuelta para que vean la gente que viene y la importancia del lugar”, remarcó Eduardo Rubio.
Sin excepción, todos los días Eduardo Rubio acude a llevar alimentos, lo que lo motivó fue que quien lo hacía antes falleció y comenzaron también a morir varias iguanas.
“Cuando yo llegué aquí había iguanas que amanecían muertas como no tenían quien les diera de comer, como vi que se estaban muriendo y vivo cerca, me di a la intención de darles de comer, pero ya me encariñé con ellas y no dejo de darles de comer”, enfatizó.
Dicho santuario se encuentra en un predio de la Administración del Sistema Portuario Nacional Coatzacoalcos (Asipona), aunque a decir de Eduardo Rubio, la Asipona no se hace cargo de las iguanas.
FOTOS: CARLOS HEREDIA/IMAGEN DEL GOLFO
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