Muchas investigaciones han demostrado que cuando un perro llega a la vejez puede presentar ciertos síntomas como la artrosis, y la pérdida de agudeza visual y auditiva, sin embargo, también pueden presentar cambios de comportamientos que se relacionan con la demencia o alzheimer.
El perro puede sufrir problemas relacionados con la memoria, los procesos de aprendizaje, y el estado de alerta y respuesta a estímulos. En estos casos, podemos hablar de demencia senil en perros.
Estos cambios suelen sucederse, principalmente a partir de los 10 años de edad del perro. Se calcula que más de un 50% de los perros de 15 años presenta, al menos uno de estos signos. El síndrome de disfunción cognitiva se contempla como un proceso análogo al experimentado por las personas que sufren la enfermedad de Alzheimer.
A día de hoy, se desconoce la causa exacta de este síndrome, aunque podría haber factores genéticos implicados. Como ocurre con otras enfermedades, el diagnóstico precoz es muy importante, porque permite corregir o mejorar alguno de los signos, y frenar el deterioro irreversible que sufre el cerebro del perro.
Además de la falta de memoria, la lentitud para aprender nuevas tareas, y la falta de respuesta a estímulos, tu perro puede experimentar:
Ante la sospecha de padecimiento del “síndrome de disfunción cognitiva”, es probable que el veterinario le realice a tu perro una exploración física y neurológica, y solicite pruebas específicas para descartar otras enfermedades que podrían explicar alguno de los síntomas experimentados por tu perro.
El tratamiento de la demencia senil en perros se centra inicialmente en el enriquecimiento ambiental, y en la estimulación física y mental del animal.
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