El Burnout, como también se le llama al desgaste laboral, es el resultado de la acumulación del estrés que no ha sido gestionado.
Es decir, el estrés, si se maneja de una forma saludable, puede ser un gran aliado porque nos motiva y nos hace alcanzar muchos logros. Sin embargo, si no hacemos tiempo para recuperarnos emocional y físicamente del estrés, seguimos acumulando sus efectos y poco a poco vamos desgastando nuestras energías, nuestros órganos, y la capacidad de mantener en balance nuestras emociones.
Esto es una situación que puede afectar a cualquier tipo de persona, aunque se relaciona con personas que han elegido sus carreras y puesto todo su empeño para sobresalir en su campo.
Aparece en cualquier momento de la vida, a pesar de que muchas investigaciones señalan que es más común entre profesionistas entre las edades de 24 a 44. De igual forma, los estudios revelan que la mayoría de quienes lo sufren, no creen que su trabajo es la principal causa de su malestar.
Como cualquier condición, los síntomas varían según la persona que los experimenta.
Los más comunes son:
Sentimiento de agotamiento, fracaso e impotencia.
Nerviosismo repentino.
Dificultad para concentrarse.
Baja en productividad laboral.
Fallas o letargo en realizar actividades que antes le eran muy fáciles.
Comportamientos agresivos, enojos y mal humor.
Dolor de cabeza.
Taquicardia.
Baja autoestima, autocrítica, culpabilidad.
Sentimientos de poca realización personal, aun cuando existen grandes triunfos.
Prevención y mitigación
Ahora que conoces lo que es el burnout y cómo se manifiesta, puedes estar más vigilante e identificar si es algo que te está impactando. Es importante que no lo ignores. Tampoco lo ocultes aun si existe una vaga posibilidad de que lo puedas estar experimentando. Háblalo con gente de confianza e idealmente con algún profesional de la salud.
Pide tiempo personal del trabajo para descansar y haz ajustes en tu vida diaria para acomodar más ejercicio, mejor alimentación y actividades que te distraigan ayudándote a descomprimir la tensión.
Comprende que de ninguna manera es una debilidad ni una falla de carácter. Es una condición que le puede pasar a cualquiera como una gripa o romperse una pierna. Puede llegar en cualquier momento sin razón alguna.
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