Hoy quiero invitarte a que experimentes con la poesía, poniéndole ritmo a las palabras, ideas y emociones que fluyan al regalarte unos minutos de silencio e introspección.
No te pongas expectativas, solo déjate llevar y mira a ver qué sale. Es un ejercicio para ti que no tienes que compartir con nadie, a menos que tú quieras.
Aquí algunas ideas para facilitar el proceso:
1. Reserva unos veinte minutos donde puedas estar solo en un espacio tranquilo.
2. Consigue papel (o un cuaderno) y lápiz o pluma… también puedes hacerlo en tu computadora, aunque hay quien dice que hacerlo a mano acrecienta la inspiración.
3. Haz algún ejercicio de respiración y establece tu intención.
4. Quizá te ayude ver algunos poemas que otras personas han escrito para ver si hay un estilo de poesía que te gustaría probar, o igual puedes comenzar a escribir en formato libre.
5. Deja que las palabras fluyan. No pienses en lo que vayas escribiendo ni te detengas a corregir la ortografía, la gramática o la lógica.
6. Intenta describir el momento que visualizas y lo que estás sintiendo.
7. Fluye y escribe hasta que sientas que ya llegó el momento de detenerte.
8. Lee lo que has escrito y aprecia tu obra. Identifica si hay pensamientos o emociones que no habías notado antes o que habías reprimido.
Así como otros ejercicios de arte, escribir poesía es meditación activa, ya que requiere que permanezcas completamente presente durante el proceso, en lugar de enfocarte en el resultado. Deja que tus pensamientos fluyan libremente y reflejen lo más íntimo de tu ¨yo¨ en esos versos.
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