Criar a un niño o niña independiente, discrepa mucho con recoger sus juguetes o hacer su tarea escolar. Hacer eso es sobreprotegerlos, lo que con el tiempo genera adolescentes y adultos inseguros, con capacidades limitadas.
Al solucionarles la vida en cada episodio, privamos al pequeño de una habilidad necesaria: el funcionamiento ejecutivo.
Los psiquiatras infantiles Wendy Moss y Donald Moses comprenden este funcionamiento como el cúmulo de habilidades donde se aprende a ser responsable de su mundo, a gestionar sus fortalezas y debilidades, aprender de sus errores y tolerar la frustración.
He aquí 4 pasos para criar niños independientes:
1. Ofrécele esa opción de autonomía. Libertad de elegir, explorar, ensayar…y equivocarse con tolerancia a la frustración. “Éste es un proceso que incluye voluntad, decepciones, pequeñas victorias. En el ensayo y el error comenzará a adquirir autonomía. Deja que experimente, que haga y deshaga. Seguro muchas veces se quitará la chamarrita, pero cuando logre subir el cierre, verás en su carita una sonrisa de autoestima, ingrediente emocional en este camino de independencia”, afirma Vera Alonso, psicóloga infantil del Hospital Psiquiátrico infantil Dr. Juan N. Navarro de la ciudad de México. Luego añade: “El trabajo de los padres es amar a sus pequeños y mantenerlos seguros mientras intentan cosas nuevas. Identificar sus puntos fuertes y debilidades para ayudarles en su justa medida”.
2. Supervisa y suelta. Un pequeño de preescolar adquiere destreza motriz para realizar tareas simples: servirse su lechita, doblar su ropa, acomodar sus zapatos, recoger su plato. Autonomía significa que cada niño o niña, dentro de la edad que le corresponda, asuma desafíos y obligaciones que le fortalecerán en su seguridad. Los padres deben ser como el andamiaje, estar presentes para ofrecer apoyo, no para hacer la tarea completa. Ellos deben supervisar, pero manteniéndose al margen. Si va a subir o bajar cuatro escalones, que vigilen, pero no lo acompañen; es el espacio que necesita para adquirir habilidades en su vida. Hagan que el entorno sea apropiado y seguro para él o ella, así tendrá la libertad de explorar, y tú no saldrás corriendo a protegerlo o regañarlo. Éste es uno de los grandes legados pedagógicos de la célebre filósofa y docente italiana María Montessori.
3. Sé su guía no su reproche. Fernandita de 6 añitos “tendió” su cama en completo desorden. Y mamá la rehace. El mensaje que recibe la chiquita es inutilidad, y por añadidura se frustra. Enséñale, muéstrale de modo cordial. O, mejor aún, “cada vez que la tienda o se abroche la mitad de un zapatito, alguno de los papás que le aplauda, que refuerce esos intentos con palabras constantes de aliento para que sepa que va bien. Estimularán a que lo haga de nuevo y mejor; multiplican su autoestima”, enfatiza Vera Alonso.
4. Enséñale frases pequeñas de independencia:
“Yo puedo”.
“Yo solito”.
“Yo lo hago”.
“Ya soy grande”.
Dale la oportunidad, en el intento logrará el desafío.Se lee fácil, pero es un proceso que incluye grandes dosis de paciencia y fe en tus hijos e hijas. Ellos necesitan de ti amor y protección, pero también herramientas emocionales donde irá germinando una personalidad segura de sí, con gran capacidad de decisión e independencia; crecimiento feliz.
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