Coatzacoalcos Ver. | 2022-12-25
Una de las costumbres más populares en Latinoamérica es colocar el nacimiento de Jesús ya sea debajo del árbol, en una parte estratégica del hogar, o simplemente como parte de la decoración decembrina.
Por ello, el nacimiento de Belén, se ha convertido en una dinámica tradición familiar a la que miles de porteños han acudido.
Ubicado en Ignacio de la Llave número 327, casi frente al Centro Cultural Mutualista, ha sido el punto ideal para que habitantes de Coatzacoalcos y la zona Sur acudan a tomarse fotografías de un emblema cultural que ha acaparado miradas por décadas.
Hoy en día, los sets de nacimientos del divino niño cambian desde su forma, hasta la elaboración del mismo, no obstante, lo que ha hecho destacar al nacimiento Belén es precisamente sus más de dos mil piezas.
Que han sido repartidas en tres secciones, una al frente y dos laterales, todas o en su mayoría, cuentan con movimientos que hacen ver en conjunto un destello visual en miniatura.
De acuerdo a Víctor González, principal autor y ejecutor de dicha tradición de la dinastía familiar, el primer misterio fue colocado hace 39 años.
De ahí en adelante ha sido cada febrero cuando solamente se le realiza cambio de agua debido a las delicadas cascadas e incluso pequeños ríos que tienen diversas secciones el pesebre.
Así mismo, destacó la importancia de Esteban Suárez, Fredy Cigarroa y Francisco Martínez, los encargados de darle el mantenimiento necesario y quienes desde hace años ejecutan el acomodo de cada nueva figura.
A las que también abundaron que el año pasado se tuvo que hacer una limpieza extrema debido a que ciertos artefactos de la obra católica tenían polilla.
Es, desde el inicio del recorrido del nacimiento, que se encontrará abierto pocos Días después del Día de Reyes en un horario de 5 pm a 9 pm donde se siente la magia navideña y, con asombro, pequeños, medianos y grandes, acuden a fotografiarse y no pierden ningún detalle de tan impresionante muestra navideña.
Justo antes de haber culminado de observar, las chozas, los pastores arreando el ganado, señoras en su hamaca, niños corriendo en el patio, colguijes en el aire, carrozas con su vaivén, el sonido del agua al fondo e incluso música navideña ambientando el lugar y hasta un señor cortando un trompo de tacos al pastor es sinónimo de la hora final. es decir, la hora de tocar la campanita con un cordón que al jalarlo se logra observar como marca el número de visita que cada porteño ha sido y posteriormente ´echar´ dinero a la urna de madera -donativo conveniente- mismo que es importante destacar, año con año es donado a diversas fundaciones y/o asociaciones de diversos ámbitos sociales y culturales de Coatzacoalcos y la Región.