Agua Dulce | 2024-09-20
La historia de los tacos ´El Charrito de Oro´ inició hace 64 años, manteniendo una tradición que ha sido transmitida a través de tres generaciones.
Fundado por Antonio García Flores, esta taquería logró consolidarse como un símbolo gastronómico en la ciudad, conocido por su receta secreta y su particular método de preparación.
Estos tacos tienen su origen en San Luis Potosí, pero ´El Charrito de Oro´ ha evolucionado desde sus inicios, cuando García Flores comenzó a vender tacos de pavo y pollo cerca de la extinta ´Casa Gallegos´.
La receta, que combina carne horneada de res y cerdo, se sirve con repollo y se baña en un guiso que caracteriza a estos tacos, conocidos también como ´tacos de veladora´ sin embargo, los propietarios han desmentido el uso de este tipo de candeleros en su preparación, explicando que el método original consistía en un mechón que solo calentaba la carne una vez que estaba lista para servir.
Don Toño, el fundador, padeció problemas de salud relacionados con la inhalación del humo generado en el mechón, por lo que se decidió sustituirlo por el gas, que es menos dañino en el proceso de cuando se sirve.
Luego de varios años de ofrecer estos tacos, decidió ponerle el nombre a su negocio de ´El Charrito de Oro´, un personaje inspirado por Manelik de la Parra Vargas, hijo del escritor Guillermo de la Parra.
El proceso de elaboración de los tacos es meticuloso y se mantiene en secreto, actualmente la receta solo la conocen dos personas.
La elaboración del guiso y horneado es de seis horas, por lo que el tradicional sabor se encuentra en su local ubicado dentro del mercado Juárez y no cuentan con otras sucursales, han querido ser copiados pero no igualados.
En la época dorada, ´El Charrito de Oro´ se ha convirtió en un punto de referencia para trabajadores de Pemex, quienes todos los días adquirían sus tacos antes de iniciar su jornada laboral, generando la ´cultura del fiado´ permitiendo a muchos disfrutar de este suculento preparado incluso sin contar con el efectivo en el momento.
Este legado ha trascendido por generaciones, ´El Charrito de Oro´ no solo representa una opción culinaria, sino un símbolo de perseverancia y dedicación en la gastronomía hidrómila.
El suculento sabor ha sido motivo para que sea llevado incluso a otros estados y países, con visitantes que llevan su carne a diversos rincones de la república mexicana, incluyendo al país norteamericano de Canadá.
Así, en cada mordida en ´El Charrito de Oro´ es un viaje a través del tiempo, donde los sabores se entrelazan con las historias de quienes han pasado por este puesto; el aroma del guiso, el crujido del repollo fresco y la calidez de un servicio familiar hacen de este lugar un testimonio viviente de la cultura hidrómila.