Acayucan, Ver. | 2024-10-30
Sin importar los riesgos, únicamente llevado por el coraje y deseo de salvar una vida; Roberto Esteban Blanco Zetina, el "Wero de Villa", cambió su traje de músico por la de héroe.
El conocido oluteco integrante de una banda de música norteña, supo que un autobús con su padre a bordo se había accidentado. Guiado únicamente por el instinto sanguíneo no dudó en ir por su progenitor al lugar del siniestro, la carretera federal entre Jáltipan de Morelos y Acayucan.
Llegó a la escena, y sin pensar en su seguridad, ingresó al autobús siniestrado para ayudar a los pasajeros.
Impulsado por el valor y coraje, Roberto de 34 años de edad, cambió su capa de músico por la de héroe.
El rescate de cinco personas prensadas de más de 40 pasajeros a bordo de un autobús que colisionó contra un tractocamión, tardó poco más de una hora.
El Wero de Villa, escuchando instrucciones de los rescatistas de Protección Civil concentró su fuerza para ayudar a liberar las víctimas atrapadas. Barretas, cadenas, las "quijadas de la vida" y tablas rígidas de las ambulancias, pasaron por sus manos.
"Chido, te la rifaste", lanzó al joven el rescatista de Protección Civil de Acayucan, Cristóbal Cisneros quien en ese momento operaba el carrotanque.
El actual integrante de la banda local "Los Audaces" detalló a Imagen del Golfo que, al momento de recibir la alerta, limpiaba la tumba de su fallecida madre en el panteón de Oluta.
Tomó su motocicleta, y junto a su cuñado Alberto, manejó hacia el sitio del choque.
Él se gana la vida con su talento en la música como baterista; en sus ratos libres le entra a trabajos de obra civil como la pintura y limpieza.
Al igual que otros civiles que ayudaron como voluntarios, Roberto no se considera un héroe -sin presunción-, dice haber actuado de forma solidaria como cualquiera lo haría.
Cabe señalar que el padre de Roberto, y su pareja, presentaron heridas que no ponen en riesgo sus vidas, sin embargo permanecen bajo observación médica.
Sin duda alguna, todos podemos ser héroes en nuestro día a día, sin buscar reconocimiento, con pequeñas acciones que al final marquen la diferencia.