Una veracruzana con mucha dignidad en la defensa de los DH

Xalapa | 2021-04-27 | Imagen del Golfo


Digna Ochoa y Plácido murió de dos balazos el 19 de octubre del 2001 a la edad de 37 años. Religiosa, originaria del estado de Veracruz, dedicó su vida a la defensa de los derechos humanos.

Para ella su profesión era un arma. En el año 2000 fue entrevistada en Estados Unidos donde dijo que estudió derecho porque siempre escuchaba que su padre, líder obrero en una azucarera, junto con sus amigos necesitaban abogados y cobraban mucho."

El 15 de mayo de 1964, Digna Ochoa y Plácido nació en Misantla, Veracruz. Hija de Eusebio Ochoa López e Irene Alicia Plácido Evangelista, Digna fue la quinta de 13 hijos procreados de este matrimonio. En 1984 se graduó como licenciada en Derecho por la Universidad Veracruzana.

De inmediato, la abogada comienza a asesorar a personas de escasos recursos durante y después de su servicio social, en 1991, se traslada a la Ciudad de México para ingresar al Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Prodh); a finales de ese mismo año ingresa a la congregación de dominicas, donde profesa sus votos en 1992.

En los ochenta, Digna Ochoa litiga los casos penales más delicados en los que están involucrados el ejército y los servicios de seguridad pública. También lleva los casos de los presuntos zapatistas de Yanga, Veracruz, y el Estado de México (1995), además de los de Aguas Blancas y el Charco (1995), en Guerrero; Acteal, en Chiapas (1997), y el de los ecologistas guerrerenses presos Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera.

Estas indagaciones provocaron que, en 1996, junto con Pilar Noriega, recibiera las primeras amenazas de muerte en el Centro de Derechos Humanos en el que trabajaba (Prodh); amenazas que denunció, pero nunca se investigaron.



Tres años después, el 29 de septiembre de 1999, Digna fue secuestrada e interrogada en su domicilio de la Ciudad de México; esto genera que, en agosto de 2000, decida irse por un tiempo a Washington para salvaguardar su integridad física. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos expidió una resolución pidiendo al gobierno mexicano –cuando el presidente era Ernesto Zedillo– que tomase las medidas necesarias para proteger la vida de Digna Ochoa.

Durante su estancia en la capital de Estados Unidos, Digna fue reconocida, junto con otros 50 activistas de derechos humanos, por el presidente Bill Clinton. Diferentes organizaciones internacionales de derechos humanos, como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la ONU, apoyaban a la abogada. 

En abril de 2001, Digna regresó a México con la creencia que la situación de derechos humanos había mejorado. Tres meses después, ella junto con otros miembros del Centro Agustin Pro Juarez, denunciaron haber sido amenazados. Digna Ochoa defendía a los ecologistas campesinos de Guerrero. Llevaba también el caso de los estudiantes de la UNAM acusados de pertenecer a la guerrilla y era la abogada de los prisioneros políticos Zapatistas.

El 19 de octubre de 2001, Digna Ochoa y Plácido fue asesinada ayer en su despacho de la calle Zacatecas 31-A, en la colonia Roma, hecho que provocó de inmediato la indignación de diferentes organizaciones de derechos humanos.

El cuerpo de Ochoa Plácido fue encontrado por uno de los abogados auxiliares del despacho,  alrededor de las 17:50 horas, con disparos de arma de fuego en la cabeza y las piernas, al parecer de calibre 22. A su lado se encontró una amenaza de muerte por escrito, en contra de integrantes del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro.

Los primeros dictámenes coincidían en que su muerte fue un homicidio, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal difundió una compleja tesis de suicidio, se descartó continuar la investigación para dar con los responsables y se dio por cerrado el caso.