Orizaba | 2024-02-23
La emblemática montaña del Pico de Orizaba, conocida por desafiar a los alpinistas más experimentados, ha sido testigo de una serie de tragedias que han cobrado la vida de 17 escaladores en los últimos años. Este coloso, que se eleva a 5 mil 636 metros sobre el nivel del mar, es el más alto de México y ha demostrado ser un desafío letal para aquellos que buscan conquistar su cumbre.
Desde el descubrimiento de dos cuerpos momificados en 2015, se ha registrado un aumento en los accidentes mortales en esta montaña. Expertos advierten que la práctica del alpinismo en estas alturas conlleva un riesgo significativo, donde la falta de preparación, las condiciones climáticas extremas y el exceso de confianza pueden tener consecuencias fatales.
Los incidentes han sido variados y trágicos a lo largo de los años. Desde caídas mortales durante el descenso hasta desapariciones por hipotermia, cada accidente ha dejado una marca indeleble en la historia de esta montaña.
En 2016, un padre y su hijo, sin experiencia en alpinismo, sufrieron un fatídico accidente durante su descenso, resultando en la muerte del padre. Un año después, en 2017, el médico y alpinista Carlos Raúl N. fue encontrado sin vida debido a la hipotermia, después de separarse de su grupo durante una expedición.
La tragedia continuó en 2018, cuando tres alpinistas fallecieron mientras recibían atención médica después de ser rescatados con vida. En el mismo año, un miembro de la misión diplomática estadounidense perdió la vida debido a las fuertes ráfagas de viento.
El año 2022 marcó otro hito trágico con múltiples accidentes en un fin de semana, incluyendo dos caídas fatales del glaciar de Jamapa y una alpinista lesionada. En 2023, cuatro alpinistas perdieron la vida en una caída masiva por el lado sur de la montaña, mientras que otro accidentado fue rescatado con lesiones menores.
La más reciente tragedia ocurrió el 17 de febrero de 2024, cuando un grupo de alpinistas se extravió durante su descenso debido a las malas condiciones climáticas provocadas por el frente frío número 35. A pesar de los esfuerzos de rescate, dos alpinistas fueron encontrados sin vida, incluido el guía de la expedición.
Esta cadena de tragedias sirve como un sombrío recordatorio de los peligros inherentes al alpinismo en el Pico de Orizaba. A medida que los equipos de rescate continúan sus esfuerzos para encontrar a los desaparecidos, la comunidad alpinista enfrenta la realidad implacable de esta majestuosa, pero mortal, montaña.