La comparsa y quema del viejo de antaño Sexta parte

Coatzacoalcos | 2022-12-30

Vivencias de mi Puerto México

Nos encontramos a solo horas de surcar la frontera cíclica, para dejar atrás el 2022 y recibir el nuevo año 2023 con muchos deseos de mejorar y cristalizar nuestros proyectos de vida personal, familiar y comunitaria.

Por ello es pertinente reflexionar sobre nuestro bienestar vigente, con el objeto de evaluar nuestras fortalezas y debilidades dentro de las sociedades.

Para así mejorar nuestras fortalezas y desechar o limitar nuestras debilidades. Acciones de desecho y reinicio de actividades que nos hacen recordar, las actividades que antaño se acostumbraban efectuar cada fin de año, con sana y efusiva alegría, como estimulo significante en el antiguo Coatzacoalcos (Puerto México, Puerto nigua o solo Puerto).

En tal sentido, recuerdo que haya por los años 50s 60s y parte de los 70s. Gran parte de la población y sobre todo en el antiguo barrio de Las Escolleras, aun se acostumbraba, organizar las ‘comparsas del año viejo’.

Actividad alegórica conformada por principalmente hombres, mujeres y a veces niños. Disfrazados, que imitaban la agonía mortuoria de una persona vieja.

De tal manera que la comparsa incluía los siguientes disfraces grotescos y vistosos: un viejo, una viuda; un médico y enfermera con jeringa gigante, cómodo o lavativa en mano; un abogado con testamento en mano; un cura, un diablo y una muerte, principalmente… quienes a su vez recorrían los domicilios y calles de algún sector del puerto, bailando música tropical alegre. Resaltando el llanto de la viuda, las oraciones del cura y la lectura del testamento, además el diablo pinchaba al convaleciente azuzado por la muerte, asimismo la viuda pedía ayuda económica para el entierro de su esposo…

QUEMA DEL VIEJO

Otra costumbre arraigada en nuestro Puerto México, consistía en confeccionar unos días antes del 31 de diciembre, un muñeco con aspecto de señor viejo, rellenando con viruta de madera seca, un pantalón y camisa de manga larga viejos. De tal manera que al ir rellenando el muñeco se incluían cuetes diversos, desde los mas tronadores. Conocidos como cuetes chinos, palomas, chifladores, buscapiés, bengalas, etcétera.

Luego se le colocaba en la cara una máscara de señor viejo, un sombrero en la cabeza y un puro.

Se sentaba en el quicio frontal de la vivienda portando un testamento donde se leía lo que el año que termina le dejaba a cada familia vecina y, ya por los años 70s lo que los funcionarios públicos le heredaban a la población; además portaba una botella vacía de su bebida favorita y algún otro objeto chusco…

Vistoso personaje, que los niños y demás familia disfrutábamos ir visitando en los domicilios vecinales, reírnos de la confección y lo escrito en el testamento.

Finalmente, el muñeco era quemado en punto de las doce de la noche el 31 de diciembre. Permaneciendo las familias adyacentes como espectadores de la quema y escuchando el gran tronido de los cuetes. Al mismo tiempo las familias y vecinos se daban el abrazo mencionando FELIZ AÑO NUEVO (2023).