Sicilia y el Reductio ad Hitlerum

Veracruz | 2021-12-17 | Mariano Moreno Santa Rosa

En lógica, se le conoce como Reductio ad Hitlerum a la falacia en la cual un personaje, una opinión o un punto de vista son refutados simplemente por ser comparados con Adolfo Hitler o con el nazismo. A Mariano Moreno le gustan los perros. Y adivina quién también amaba a los animales. Por lo tanto, Mariano Moreno es igual de malvado que el dictador alemán. Después de dicha acusación ya no hay refutación posible. Uno queda atado a dicha comparación, con todo lo que eso implica.

Hace unos días, el poeta y activista Javier Sicilia publicó en la revista Proceso un artículo titulado “En el espejo de Hitler”. En su texto, Sicilia hace una comparación entre Andrés Manuel López Obrador y la persona responsable del genocidio más atroz del siglo XX, causante de la Segunda Guerra Mundial y símbolo de la maldad y la infamia. Un personaje que hizo cómplice de su locura asesina a un país culto y civilizado. Según Sicilia, el tercer informe de gobierno de AMLO comparte una lógica semejante a la de Hitler: “A semejanza del Führer, AMLO ha construido y sostenido su poder con la masa. Conoce sus mecanismos, sus deseos, los símbolos que la concitan y la reproducen. Sabe, por lo mismo, que entre mayor es la plaza pública, mayor es su capacidad de hacerla crecer. Por ello, desde que logró acceder al Zócalo de la CDMX, nunca lo ha abandonado. Es el lugar privilegiado en el que, por su extensión, su poder se expresa de manera más intimidante…

Si pudiera, entre los demenciales proyectos de su administración estaría también, como en Hitler, construir grandes espacios.”

¿Cualquier político con talento para atraer a las masas es parecido a Hitler? Consciente de la exageración que conlleva su paralelismo, el poeta aclara que: “Ciertamente AMLO no es Hitler –carece de su genio y de la disciplina de las masas del nazismo–. Pero tiene su psicología y hay que temerla. No llevará al mundo a una guerra ni al exterminio de una raza. Exacerbará la violencia y la injusticia en México; las llevará a grados mucho más terribles de los que hoy vivimos.” Es decir, claramente AMLO y Hitler no son iguales, pero vaya que se parecen. Y si México se vuelve más bárbaro de lo que es y ha sido no será por el narcotráfico, los cárteles, la disputa de territorios y rutas de trasiego de drogas, la corrupción, impunidad y ausencia de justicia. Será, según el poeta, porque el presidente le habla a la gente en el Zócalo de la Ciudad de México.

A veces me cuesta comprender ciertas críticas que se le hacen a la figura y administración de López Obrador. No por falta de errores en el gobierno, creo que hay suficiente material para señalar las cosas que no nos gustan, pero cuando un hombre de letras como Javier Sicilia señala semejanzas entre AMLO y Adolfo Hitler, yo me pregunto si lo hace para causar polémica, para que su artículo genere ruido y se hable de él, o si realmente piensa que esa barbaridad es verdadera.

Me inclino a pensar que si ese tipo de análisis proliferan es porque es fácil hacerlos. Es raro que un intelectual rinda cuentas por la irresponsabilidad de sus palabras. Sueltan la mentira, se crea algo de polémica, y a los dos días el país ya se encuentra pensando en otra cosa. Y así hasta el siguiente disparate.

Me sorprende que Javier Sicilia se haya sumado a la ridiculez cotidiana de la oposición. El poeta convertido en activista, el hombre que perdonó a los asesinos de su hijo. Su tragedia lo llevó a fundar el Movimiento por la Paz, la Justicia y la Dignidad, que encabezó cientos de marchas por todo el país buscando terminar con la guerra que ensangrentó a México. Su dolor acompañó a muchos otros dolores. Fueron históricos los diálogos que entabló con Felipe Calderón en el Castillo de Chapultepec, en donde le recriminaba de frente al entonces mandatario el sinsentido de su guerra, exigiéndole que pidiera perdón por tantas víctimas y desaparecidos. Después de tanta grandeza, Javier Sicilia se pone en el mismo nivel que gente como Laurie Ann Ximénez — Fyvie, que comparó a Hugo López Gatell con Josef Mengele, médico nazi que realizó cientos de experimentos terribles usando prisioneros de campos de exterminio.

El análisis político en México lleva varios años denigrándose, en parte por la deshonestidad intelectual de varios analistas que ponderan la viscera sobre la inteligencia. Son pocos los que hacen crítica certera, justa, alejada de fobias, prejuicios y resentimientos. Y comparaciones forzadas y deshonestas como la de Sicilia rebajan el nivel de la discusión pública, alimentando una polarización que no solamente viene de Palacio Nacional.

El problema de comparar a Hitler con un gobernante con el cual discrepas es el reduccionismo de algo tan monstruoso como lo fue el Holocausto. Usar todo el tiempo la carta del fascismo hace que esa palabra pierda impacto y sentido. Si estoy en desacuerdo con un proyecto político puedo llamarlo nazi, fascista, estalinista, y ni modo. Para temas complejos, tengan ustedes estas comparaciones simplonas. Es el mismo reduccionismo con el cual Denisse Dresser afirma que México acaba de tener un golpe de Estado, o que el conflicto que hay en el CIDE es el mismo que el movimiento estudiantil de 1968 tuvo con Gustavo Díaz Ordaz. ¿Cuántos miembros de nuestra distinguida intelectualidad juraron que López Obrador iba a eternizarse en el poder, que el gobierno tardaría más de cien años en vacunar a toda la población mexicana? ¿Cuándo se harán responsables de sus falsas aseveraciones?

De López Obrador se ha dicho que se parece a Luis Echeverría, a Calígula, Jesucristo, Madero, al emperador Palpatine, Donald Trump, el Coco, Hitler y Hugo Chávez. Si a cada rato se le compara con personajes tan dispares, ¿a quién se le parece realmente? 

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