Veracruz | 2020-02-27 | Marco Antonio Medina Pérez
A pesar de que las mujeres han acompañado la lucha de los pueblos por justicia, por reivindicaciones nacionalistas, por el socialismo, por la democracia, no siempre han tenido la solidaridad social hacia sus demandas. En muchos momentos, han tenido que marchar solas por sus propios derechos, acompañadas desde luego por intelectuales y líderes progresistas del momento, pero con mucha intolerancia de la sociedad.
Así sucedió cuando reclamaron el voto, derecho elemental pero negado toda la vida. De igual manera hubo una gran incomprensión cuando se atrevieron a inscribirse en las escuelas de educación elemental o en las universidades.
Hoy todavía es debatible el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, sobre su maternidad y sobre el aborto. En México, muchas legislaturas aún dominadas por el PAN no reconocen todavía ese derecho.
La lucha feminista actual es para garantizar una vida libre de violencia hacia las mujeres y cuenta con toda nuestra comprensión y solidaridad, pues de manera muy concreta se percibe que hay violencia de género, es decir, aquella que se ejerce directamente por la condición femenina de la víctima, y en la que se percibe un ejercicio de poder de hombres que se creen con el derecho de ejercer ese poder sin límite alguno.
Sabemos que la violencia en México se ha recrudecido junto con la entronización y profundización del sistema neoliberal, que provoca el rompimiento de todas las formas de vida existentes, los lazos familiares, los tiempos de convivencia, la relación comunitaria. El abandono a la educación, como a otros bienes sociales como la salud, la seguridad social, el empleo, rompieron toda posibilidad de bienestar social indispensable para que la violencia no se reprodujera en los niveles que tenemos actualmente.
Por ello es tan justo e importante actuar sobre las desigualdades económicas que se crearon en los últimos tiempos, así como otorgarle derechos educativos, de salud, de bienestar a millones de mexicanos que fueron marginados del desarrollo; y darle un trato prioritario a la juventud, para incorporarla a un proceso de desarrollo solidario e incluyente que la sustraiga del mercado de la violencia.
También ha sido importante echar a andar toda la política de seguridad pública que ha planteado el presidente López Obrador en cuyo centro está la creación de la Guardia Nacional y la coordinación mañanera, día con día, de los diversos niveles de gobierno en las 32 entidades federativas y en las 266 coordinaciones territoriales.
No obstante, el momento presente requiere medidas concretas para asegurar a las mujeres una vida libre de violencia, que es la reivindicación actual. La comprensión del carácter concreto de cada movimiento y de cada lucha, independientemente de que la solución última y completa se encuentre en la atención a sus causas profundas, es muy importante para integrar a estos movimientos y luchas al proceso de transformación nacional y no dejarlos al garete, en manos de los que quisieran abanderarlos sólo con el fin de oponerse a la transformación a fondo de la vida pública del país.
La parte más consciente y lúcida del movimiento feminista ha establecido que la lucha no es de mujeres contra hombres, sino contra el sistema patriarcal que heredamos, que perjudica brutalmente a las mujeres pero que también afecta sustancialmente a los hombres.
Un cambio a fondo de este sistema patriarcal no será posible si no apostamos a un cambio de raíz de las condiciones económicas y sociales de México. Pero esta convicción general debe de tener respuestas inmediatas y concretas que vayan en el sentido dela estrategia nacional yarmonicen estas justas demandas con el proyecto de nación que a todos nos compete y nos cobija.
En la 4T hay respuestas para todos los movimientos reivindicativos del país. Las demandas presentes de las mujeres son esenciales en nuestro gran movimiento de transformación. Así lo entendemos. Independientemente de lo que se ha llevado a cabo hasta el momento, de lo cual hablaremos en la próxima entrega, urge apurar el paso.
marco.a.medinaperez@gmail.com