Coatzacoalcos | 2023-02-27
Era moreno, como tronco quemado, de baja estatura, mal encarado, barbado y de rasgos toscos. Le decían El Chaneque. Sus ojillos tenían siempre una mirada esquiva y nerviosa dirigida al suelo y su morral colgaba casi tocando el piso.
Fue buen cliente de la tienda de mis padres y nunca le faltaba el rollo de billetes amarrado a la punta del paliacate. En su lista de compras siempre apuntaba amoníaco, cintas rojas y negras, paquetes de alfileres, veladoras, lociones de variados nombres y colores, víveres, etc.
Rutinariamente nos pedía le permitiéramos guardar su morral y algunas cosas. Se sacudía con las manos el polvo del camino que traía pegado en sus huaraches; usaba camisa y pantalones de dril color caqui, semi enrollados.
El aguacero, dibuja
sobre la piel de la tierra
varios agujeros que sangran.
El recuerdo y las lágrimas
son la transparencia de la vida.
Xochime selia
ipan ojtli ieuayo.
Mimiaua okuilin majkoktinemi
ipan tlaxkalchiankakatl.
Tlilektototl, kuajkualtsin,
kuika tlajko uey altepetl.