Veracruz | 2020-05-13 | Raúl López Gómez
Es cierto, adversarios y enemigos políticos han intentado aprovechar el momento de la emergencia por la pandemia del coronavirus, para atacar al presidente Andrés Manuel López Obrador.
¿Cómo lo hacen? Simplemente sacando del contexto el discurso y acomodando las palabras en donde no van y los oportunistas hacen sus noticias falsas para tratar de afectar a la imagen del presidente AMLO, pensando que se va a descarrilar en su mandato.
La respuesta de la gente, al escepticismo natural de los malosos que abundan en todas partes y que han pretendido sacar raja política, se han encontrado con una realidad, la imagen del presidente anda arriba del 73 por ciento, lo que indica un reconocimiento de la generalidad a la conducción del país, sobre todo en el momento de la emergencia y que lucha por evitar un colapso económico de magnitud insospechada.
Pero, llama a la atención lo despiadado y absurdo de las posturas de los personajes de la ultraderecha mexicana en un estilo irracional increíble, de que su molestia es, porque por primera vez en un mandato presidencial en la historia de este país, se está viendo hacia los sectores débiles, maltratados y explotados por pasados gobiernos.
Personas de la tercera edad, personas con capacidades diferentes, jóvenes, campesinos, indígenas, niños y muchos más por primera vez en su existencia están disfrutando de la alegría de que por fin los ven y los atienden, como parte de un pueblo, en donde ahora ordenan y mandan, como nunca.
Esa es la gran molestia de un sector de la población que, entre empresariales, profesionistas y supuestamente gente acomodada, se niegan a que se cumpla en este mandato con la justicia social, como ha sido el compromiso de AMLO, a un sueño imposible, a la utopía, pero se está haciendo con disposición, y ese es el mérito de decir “Primero los Pobres”.
Hay quienes creen que esta postura es populista, claro que lo es diría Barack Obama en sus tiempos de presidente de EU, “si ser populista es ayudar a los que menos tienen: soy populista”. (La semblanza en la película Barry, en Netflix, muy interesante y real, sin adular a quien de joven se enfrentó al racismo de su país y a base de esfuerzo y superación logró lo inimaginable).
Así, el presidente AMLO, tabasqueño de origen, con bases firmes de haberse hecho en las bases, sí formado en las Unidades del IMSS Coplamar, y de ser parte del engranaje de este país en una época, por lo que luchó para llegar al poder y cambiar a las viejas estructuras anquilosadas y corruptas.
No ha sido fácil, para quien se ha enfrentado a todas las resistencias, marchas de protesta, guerra sucia guerra mediática en cada día de su mandato, queriendo muchos no dejarlo gobernar, pero el político tabasqueño, saca fuerzas, no se dobla ante la adversidad y su inspiración son los pobres, por los que sigue adelante como los buenos gladiadores –dicho en la metáfora- luchando siempre hacia delante.
Ahora, AMLO, está reconocido como uno de los mejores presidentes del orbe, su imagen está en las alturas para desgracia de sus adversarios y enemigos políticos, que no dan tregua a quien llegó a la presidencia con sus fines y objetivos de la realización de programas de bienestar y políticas públicas que contribuyan a cambiar todo lo malo del pasado en corrupción, impunidad y abuso de poder.
Se está logrando a un precio muy elevado de conflicto y de guerra de los ricos y poderosos, que se acostumbraron a ser parte de una elite de opulencia, de abundancia y de sumisión al poder para alcanzar riqueza y privilegios a un costo muy caro, de pasar por encima de la pobreza de millones de mexicanos, que hoy están siendo reivindicados en sus sueños y anhelos por los grandes maltratos y explotación de antes en manos de los cínicos y abusivos que detentaron el poder político que se reían, y que ahora le lloran a lo que se les fue. Así las cosas.