Pesadilla, Denisse y su batalla frente a frente con el Coronavirus

Coatzacoalcos | 2020-06-15 | Amayrani Abad

“¿Y si yo soy la que sigo?” se preguntaba la doctora Denisse luego de ver fallecer a dos de sus compañeros que se encontraban a un costado en su cama de hospital.

 

Ahora ya con cierta tranquilidad desde la sala del  hogar de su madre, rememora los momentos más difíciles  tras pasar 10 días en los pabellones para cuidados intensivos y reanimación para los contagiados de COVID-19.

 

Denisse Ivette Vergara Esperón, es médico internista en la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social, zona 36 de Coatzacoalcos Veracruz.

 

"Una de las cosas más difíciles que me tocó vivir estando en terapia intensiva fue ver morir a dos de mis compañeros que estaban  en las camas de al lado, tuve que vivir el dolor de verlos partir sin poder hacer nada”, confesó cabizbaja mientras los dedos de sus manos se entrelazaban.

 

Mientras su madre iba y venía de la cocina  a las habitaciones, Ivette platicaba su experiencia con cierta tristeza que se contagiaba al observarla desde el metro de distancia que nos separaba.

 

“Lo más horrible que uno puede vivir es cuando te ves sola, apunto de estar entre la vida y la muerte”, dijo.

Antes de que iniciara la pandemia y cayeran decenas de personas en cama, Denisse disfrutaba sus días de vacaciones con sus dos hijos de cuatro y ocho años, sin imaginar que días después tendría que aislarse de ellos.

 

Tres días antes de saberse como sospechosa de Covid 19, atribuyó el vómito, la diarrea y la fiebre a una infección gastrointestinal, que de acuerdo a su experiencia resolvería con una dosis de antibióticos.

Fue hospitalizada el  29 de abril.

 

Sabía que algo en su organismo no andaba bien, los malestares no cesaron con el tratamiento que se autorrecetó.

Apenas y podía pensar.... su cuerpo estaba débil y deshidratado, tomó fuerzas se levantó de la cama y tomó camino para el área de urgencias médicas,  donde lleva laborando 12 años en el turno nocturno.

 

“Me hicieron análisis y salía un posible dengue  pero al tener contactos con pacientes Covid, no se descartaba que pudieran ser los síntomas de la enfermedad, ameritando incapacidad para laborar”, relató.

 

El primero de mayo ingresó al Módulo de Enfermedades Respiratorias (MER) por una neumonía atípica, detectada con una radiografía de tórax, dos días estuvo en piso hasta que fue trasladada a Terapia Intensiva.

 

"No sé si voy a salir, me preguntaba, aun sabiendo que como médico iba a tener toda la atención”, dijo mientras se le quebraba la voz al recordar aquella pesadilla que marcó su vida.

 

Sin ninguna interrupción avanzó  la plática,  “mis compañeros nunca me dejaron, todo el personal me trato bien y no solo por ser médico de ahí mismo, sino porque  todos tenemos la  calidad de atención, todos decíamos ¡me puede tocar! y me tocó", agregaba mientras se acomodaba en el sofá.

 

Su voz pasó de la tristeza al enojo al mencionar las pésimas condiciones  en las que labora el personal  por la falta y mala calidad de equipos para combatir esta pandemia que ha cobrado miles de vidas.

 

“Todos invertimos en nuestro propio equipo de protección, llegamos a gastar entre 10 y 15 mil pesos, el equipo que nos proporcionan no es resistente, las batas se rompen en la primera puesta,”, expresó mientras me miraba, haciendo pausa en espera de la siguiente pregunta.

 

“¡Ánimo doctora, usted va a salir de esto!”.

Un vaso de unicel, una bolsa de plástico, un recipiente pasaron de ser un objeto desechable a ser un medio para comunicarse con el exterior.

 

Su odisea en cuidados intensivos se volvió más llevadera gracias a los mensajes de ánimo y esperanza que le escribía el personal de nutrición en las envolturas de sus alimentos, cualquier material que llegaba a ella eran motivo para sonreír.

 

“En todo lo que me llegaba  me mandaban un mensaje,  sí es muy difícil porque no estás en contacto con tus familiares ellos en la angustia de no saber qué va a pasar, cuando  se está en Terapia Intensiva uno piensa que se va a morir pero afortunadamente me mantuve aferrada porque quería volver a ver a mi familia y tenía que volver a ver a mis dos hijos pequeños", afirmó mientras se distrajo al ver que uno de ellos se asomaba por la puerta de la habitación. 

 

Pese a los ánimos que todos los días le brindaban sus colegas en su mente solo existía el temor de ser intubada, de no sobrevivir y dejar en la orfandad a sus dos pequeños.

 

Con entusiasmo enfatizó que uno de los mejores momentos que vivió durante su confinamiento fue cuando sus compañeros ingresaron su teléfono celular (envuelto en plástico) con el que se pudo comunicar con sus hermanos.

 

“Les escribí a mis hermanos y les dije que necesitaba que me consiguieran  medicamentos, vía WhatsApp me encargaba de informarle mi estado de salud y el poco avance que tenía en la recuperación ellos se encargaban de informar a toda la familia, apenas mencionaba tres palabras y sentía que me faltaba el aire”, describió.

Con apoyo de su familia y personal de salud Denisse venció el Coronavirus.

 

Entre una sonrisa de nervios y empatía reconoció las condiciones extenuantes en las que sus colegas combaten esta pandemia, a quienes agradeció que en todo momento estuvieron al pie de su cama.

 

“Están  laborando más de once horas, tienen que  usar pañales no se puede dejar al paciente solo, usan guantes, mascarillas médicas, respiradores, gafas de seguridad, batas, todo esto para evitar contagiarse, y todo lo pagamos nosotros”, reconoció.

 

Sus seres queridos; tíos, primos amigos, todos y cada uno no descansaron hasta conseguir los medicamentos necesarios, pues deseaban volver a verla alegre, risueña y dedicada así hogar.

 

En las paredes del hogar donde vivió su infancia están colgados sus cuadros de graduación de la Facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana Campus Minatitlán, es una casa pequeña, modesta pero cimentada en valores y años de esfuerzo y trabajo de sus progenitores.

 

Lleva 14 años ejerciendo esta profesión y describe esta enfermedad como la más peligrosa en los últimos tiempos.

Con certeza aseguró que en cuatro semanas estará  recupera, y retomará sus guardias  nocturnas. 

 

"Realmente Dios sabe porque hace las cosas y porque me dio la oportunidad de vivir, es mi trabajo y lo voy a seguir haciendo porque así como yo recibí esa atención también quiero darla” comentó.

Durante el tiempo de cuarentena Denisse proporciona consulta vía telefónica y dirige tratamientos como una forma de ayudar a quienes no cuentan con servicio de salud.

 

En tiempos en los que la ciudadanía continúa sin hacer conciencia, sin quedarse en casa, sin tomar medidas de prevención, como especialista pregunta a las personas ¿Que es a lo que le temes más? ese temor compáralo con el saber que quizá no vuelvas a ver a tus padres, hijos, pareja, amigos, con el hecho de saber que entrando al hospital puedas salir solo siendo un recuerdo.

 

"La gente que anda en las calles no dimensiona lo grave que es esto, lo triste que es ver partir a un familiar o a un compañero a un amigo a un hijo"

 

“No sé cuál sea su mayor miedo pero  enfrentar esto ha sido lo peor para muchos, tanto para el paciente como para sus familiares,  tomen conciencia que esto es real que no se cura de la noche a la mañana", finalizó con la esperanza de que su mensaje ayude hacer conciencia.

 

A pocos días de cumplir 40 años aún no sabe cuál es su misión en la vida, pero agradece al cielo por darle una oportunidad más para descubrirlo.