Coatzacoalcos Ver. | 2023-10-18
"La muerte no me va agarrar acostada" fue lo primero que pasó por la mente de Elena Torres Patraca cuando le detectaron cáncer de mama a la edad de 40 años, por lo que nunca dejó de trabajar.
Se desempeñaba como enfermera en una clínica privada en el municipio de Acayucan al sur de Veracruz, cuando en 1996 detectó un quiste en una de sus axilas, pero no le tomó importancia, sin embargo, el tumor creció hasta alcanzar el tamaño de un "huevo".
Aunque aparentemente llevaba una buena condición de vida, Elena no sintió dolor, ni malestares, lo que le permitió seguir con sus actividades, des salir a correr, hasta acudir al gimnasio.
"Mis compañeras se reían cuando yo les decía, que la muerte no me iba agarrar acostada, yo voy a trabajar, voy a vivir y gracias a dios aquí estoy, todo el proceso me la pasé trabajando. Me salió un quiste en la axila, no le hice caso, comenzó a crecer y le dije al doctor, me comentó que lo tenían que operar, no sentía dolor, no sentía nada, yo corría todos los días, iba al gimnasio, llevaba mi vida normal, pero cuando vi que ya estaba muy grande, me operaron y ya tenía el tamaño de un huevo, fue cuando me detectaron el cáncer", narró.
Para Elena, la palabra cáncer no fue sinónimo de muerte, pues tenía que luchar para sacar adelante a sus hijos de apenas 15 y 17 años de edad, toda vez que ya no contaba con el respaldo de su entonces esposo.
Pese a que el panorama era poco alentador, Elena nunca perdió la fe y se sumó a las oraciones que hacían por ella, encomendó su vida en el creador, pues sólo un milagro podría salvarla.
Los médicos tuvieron que extirpar el cáncer arrancándole uno de los senos, toda vez que el tumor se encontraba muy cercano al pulmón y el corazón.
Elena sentía pena al verse al espejo y notar que le hacía falta uno de sus senos, pero recordó que dios le dio una oportunidad de vida, arrancando el mal que la invadía.
Las ganas de vivir de Elena eran tan grandes, que hacía todo lo que le dijeran, desde tomar menjunjes, remedios y hasta comer víboras, con tal de recuperarse y velar por sus hijos.
Elena viajó por más de un año, todos los fines de semana desde Acayucan, hasta Orizaba en donde recibía las quimioterapias, las cuales le provocaron la caída del cabello y aumento de peso.
A pesar de su condición, siguió presentándose a su trabajo, sin temor al que dirán, ni mucho menos a los cuestionamiento, ya que sirvió de ejemplo para muchas que en su momento pasaron por una depresión.
Actualmente a sus 67 años de edad, recuerda que al concluir las quimioterapias, los doctores le dijeron que se mantendría bajo observación después de un año, pero lamentablemente los trámites burocráticos del IMSS y la falta de personal médico la limitaron a continuar con sus revisiones, por lo que al final decidido romper su expediente y continuar con su vida.
Cuando apenas tenía 39 años de edad, Karina del Rosario Robles Hernández detectó una bolita en su seno derecho, gracias a su auscultación personal que se realiza de manera mensual.
Posteriormente acudió con su ginecólogo pensando que sería un quiste o algo no tan grave, pero lamentablemente estaba en un error, toda vez que tuvo que ser intervenida para la toma de muestra que más adelante le confirmó que se trataba de un cáncer en la mama.
Tras una primera prueba, el estudio no arrojó los resultados, por lo que tuvieron que tomar una muestra del tumor y analizarlo, para confirmar lo que el médico ya sospechaba.
Después de un primer diagnóstico con un ginecólogo particular, donde una mastografía no arrojó el resultado, me indicó que había que operarme y acudiera a mi servicio médico social. Y así lo hice. Efectivamente me operaron y mandaron mi "quiste" a patología, resultado, cáncer de mama" comentó.
Al escuchar la noticia, Karina temía perder su seno, pero sus ganas de vivir, le dieron el valor y las fuerzas de superar este trago amargo, que un futuro se trataría de una pesadilla.
En su momento Karina pensó en tirar la toalla, lloró, se deprimió y culpó a la vida por lo que le estaba pasando, pero nada de eso la ayudará a salir de ese bache que solo le provocaba un mayor desgaste.
Por lo que se armó de valor, tomos sus cosas, acudió a un hospital y comenzó con los trámites para arrancar lo más pronto posible.
Pero Karina nunca estuvo sola, pese a su corta edad y ser una mujer independiente, siempre tuvo el apoyo y respaldo de su familia, en especial de su madre, que la tomó de la mano para caminar juntas durante el proceso.
Una vez iniciado el proceso, fue operada para extirparle el seno, posteriormente recibió seis ciclos de quimioterapias y 35 radioterapias por un periodo de ocho meses.
Durante ese tiempo, Karina sufrió la caída del cabello, cansancio, pérdida del apetito por la falta de sabor en los alimentos, pero nunca las ganas de acabar con ese mal que amenazaba su cuerpo.
Aunque la caída de cabello era evidente, nunca se decidió a usar un turbante, pues dijo que no sentiría ni temor, ni vergüenza por ella misma, por lo que decidió comprarse pelucas y cambiar su apariencia, dándole un mejor sentido a la vida.
Actualmente continúa con las revisiones médicas, no baja la guardia, ni mucho menos pierde la esperanza que la ciencia, en su momento pueda encontrar la cura del cáncer que ha cobrado la vida de tantas mujeres.
Cierro diciendo que el haberlo detectado de manera temprana fue crucial y que una actitud positiva tuvo todo que ver para ser felizmente una sobreviviente del cáncer de mama", sostuvo.
Este 19 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, por lo que los médicos llaman a las mujeres a la autoexploración para la detección oportuna de la enfermedad.
El Director de Salud Publica Municipal Javier Reyes Muñoz, informó que actualmente en México, el cáncer de mama es un importante problema de salud ya que con el tiempo, el número de casos se ha incrementado y cada vez es más frecuente en la mujer mexicana, de manera que cada dos horas, una mujer mexicana muere a causa de esta enfermedad.
De acuerdo con las estadísticas arrojadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que, cada año en las Américas, más de 462 mil mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama, y casi 100 mil mueren a causa de esta enfermedad.
En América Latina y el Caribe, el mayor porcentaje de fallecimientos ocurre en mujeres menores de 65 años, 56 por ciento, en comparación con los Estados Unidos y Canadá, 37 por ciento.
En México, el cáncer de mama (CaMa) es la primera causa de muerte por cáncer en mujeres de 25 años y más.